2014-03-04,10:25
Buenas,
Escribí una novela de ciencia ficción (es como una "alegoría" a la guerra fría, pero con un escenario interplanetario) y quería mandarla al concurso UPC, pero me gustaría que la leyeran para ver si tengo problemas de redacción, de historias o quizás de estilo.
Resumen: El Dominio de la Tierra se enfrenta contra una amenaza rebelde apoyada por un viejo planeta aliado llamado Nexus, peligrando todo el modelo económico-social instaurado. Justo cuando la amenaza no puede ser peor llega un misterioso hombre de una galaxia lejana para ayudar los Terrícolas en la guerra.
Dejo los dos primeros capítulos que son los que ya he revisado y arreglado un poco más, mientras avance en eso voy a poner los demás capítulos.
Capítulo I
CAPITULO 1
Luke miró el informe con desdén, se preguntaba cómo diablos había ocurrido, qué era lo que podría haber salido mal. Todas sus acciones habían sido minuciosamente pensadas y obradas con extrema cautela, pero aun así, el informe decía que se había equivocado. Estaban en problemas. Se pasó su mano por su pelo negro. Estaba exhausto, llevaba dos noches sin dormir, se le notaba en la cara; tenía grandes ojeras, una leve barba sin afeitar y el pelo todo despeinado. Si no encontraba una solución todos sus esfuerzos habrían sido en vano. Releyó el informe una vez más, lo había hecho más de treinta veces, pero aún tenía las esperanzas de que en una nueva lectura encontraría algo que lo ayudaría para solucionar el problema. Rompiendo toda su concentración sonó el teléfono de su oficina, que no se demoró en contestar. Era una de las secretarias de la entrada del Palacio Real.
-Señor Presidente, tenemos al General Sheldon en la entrada, viene a hablar sobre el “problema”.
-Muchas gracias, dígale al General que pase.
El General abrió la puerta y la cerró rápidamente, su cara demostraba un toque de miedo tanto como nerviosismo. El General Sheldon era calvo y el único bello facial que tenía era un frondoso bigote. Era conocido en las tropas por ser una persona fría, que nunca expresaba lo que sentía, aunque se decía que tenían un gran corazón y un gran sentido del honor. Pero en ese momento demostraba claramente –aunque queriéndolo ocultar- su miedo.
-Señor Presidente, las tropas han fallado en la estación X-16, ¡estamos en serios problemas!, no sabemos si podemos seguir resistiendo, se han apoderado de casi todas las estaciones con posición estratégica, si perdemos la Y-8 y la X-2 habremos perdido total control sobre el espacio. Los ataques han sido muy ofensivos, y nuestras tropas están bastante debilitadas.
Apenas escuchó la noticia, la cara del Presidente Luke cambió radicalmente, ahora estaba enfurecido.
-¡Mierda!, problema tras problema, ¿qué sugiere hacer?
El General Sheldon se quedó callado por un rato, y ordenó sus ideas.
-Abdicar Luke, no sea imbécil, no hay forma de detener la revolución. Darle el puesto a ese chiquillo es lo más sensato, y quizás sea la única forma de prevenir un guerra civil a gran escala.
La respuesta solo hizo que el Presidente se enojara más.
-¡Cómo es posible que esos revolucionarios le lleven ventaja si somos conocidos por tener el mejor armamento en la galaxia, General!
-Presidente, cálmese, todos tenemos miedo, pero tampoco es razón para gritarme y comportarse como un hombre sin cordura. Usted sabe muy bien que los rebeldes, en su gran mayoría, son de Nexus, tienen una fuerza militar muy desarrollada…
-Lo sé, perdone, perdí la cordura. No quiero abdicar, prefiero morir con mi puesto que gané democráticamente antes que dejarlo.
-Señor, mi visita también tenía otro motivo…
-Hable General.
-Los levantamiento no surgieron por el descontento de nuestro modelo económico y social…-Dijo el General, pronunciaba cada palabra lentamente y su voz denotaba que hablar del tema le daba miedo.
-Por supuesto que no fue por eso, nuestro sistema aparte de ser único, es perfecto, el comunismo siempre lo ha sido –Interrumpió el Presidente Luke.
-Sin embargo, los historiadores con los que he hablado me han dicho que en una época, antes de que los viajes interestelares fueran posibles, había más de un modelo económico, señor Presidente.
-¡Eso es un disparate, es imposible!
-Créalo o no, es verdad. Hace mucho tiempo, la fecha se ha perdido, pero existen registros que lo comprueban. Se llama capitalismo y es totalmente antagonista al comunismo, plantea que el Estado tiene que estar reducido a su máxima expresión y que algo llamado mercado regularía todo. El imberbe que se alzó como líder en los levantamientos es pariente del ideólogo de este sistema. El chico se llama Milton Smith.
-¿Cómo sabe ese chico que es pariente del ideólogo?
-Nadie lo sabe señor Presidente, él se autoproclamo pariente, y la gente que lo apoya le creyó.
La situación era gravísima, el Dominio de la Tierra y sus estaciones espaciales no solo albergaban una larga lista de levantamientos rebeldes, si no que por detrás de estos había una ideología, que difería en todo aspecto a la que imperaba. Cuando el Dominio de la Tierra se formó solo existía un único modelo económico, llamado comunismo o neo-comunismo, este decía que el Estado controlaba todo aspecto y entregaba las necesidades básicas de cada ciudadano si es que cumplía con su trabajo. Cada persona que quisiera obtener una cosa que se pudiera considerar lujo según el Estado, tenía que mandar una carta de solicitud, y el Estado determinaría si la persona se lo merecía o no. El régimen había resultado placentero para la gente, y había terminado por ser el único , pero ahora el re-surgimiento del viejo modelo capitalista ponía en riesgo la existencia del actual sistema.
El General Sheldon miraba fijamente al Presidente Luke, ambos estaban callados. Luke no sabía en que pensar, nunca en su vida se había enfrentado con algo así, nadie nunca lo había hecho, solamente en los tiempos pre-estelares había pasado semejante aberración de que existieran dos modelos tan antagonistas, pero solo los cientistas sociales más destacados tenían acceso a los registros de esa antigua época, y muchos no tenían la intención de hacerles favores al Estado. Estaba perdido, solo le quedaba morir en su honorable puesto de Presidente del Dominio o abdicar.
El General Sheldon evitaba pensar en el tema, no sabía como tratarlo, por eso empezó a recordar sus buenos momentos en los campos de batalla para así tratar de olvidarse totalmente del asunto ya que todo final conllevaría a morir por su eterno apoyo al régimen comunista. Por primera vez en su vida tenía miedo de verdad. Trató de acordarse de cuando estaba en el batallón Nº56, cuando Nexus apoyaba al Dominio de la Tierra y al régimen. Se acordó como el General Dennyson gritaba victorioso cuando la batalla había terminado, Sheldon en ese momento todavía era teniente. Siempre había admirado a Dennyson, incluso ahora se preguntaba qué haría él si estuviera en su lugar. Su gran admiración no venía solo porque Dennyson había servido siempre a la alianza que Nexus había tenido con el Dominio de la Tierra sino porque él reflejaba los valores de un gran general, incluso había sido respetado por sus adversarios. No obstante el General Dennyson había fallecido muchos años atrás, poco tiempo después de que Sheldon lograra ser ascendido a General.
El teléfono sonó, ambos hombres se miraron, ninguno quería contestar, sin embargo el Presidente Luke tomó el teléfono y lo puso en altavoz, habló una voz que el General Sheldon ni el Presidente Luke entendían muy bien ya que escuchaba muy saturada.
-Les damos un plazo de 2 semanas para decidir si abdica, o decide pelear contra las flotas de Nexus. Como opinión personal creo que lo segundo sería un gravísimo error –la voz se rió irónicamente.
-Estamos jodidos, nos van atacar en menos de un día.. - susurró Luke
Ambos se dieron la mano y se despidieron. Dejaron esa conversación en secreto, nadie podía saber que la habían tenido, si la gente de la Tierra sabía lo que estaba pasando, afectaría al modelo y no todo funcionaría óptimamente. El General se marchó, dejando tiempo para que el Presidente Luke pensara sobre la situación.
El Presidente no salía de su despacho desde hace 2 días, sin embargo, la noticia de este nuevo modelo le dejó claro que poco podía hacer en su oficina. Tenía que investigar, y conocía exactamente a la persona que lo podía ayudar; Anette Holzmann, hija del gran Ricardo Holzmann.
Ricardo era un economista alemán, aunque estaba viejo su apariencia decía todo lo contrario, Luke lo conocía porque el economista había sido su primer ministro de economía. Experto en la teoría marxista y doctorado en la universidad de Nueva Oslo. Él le había trasmitido a su hija todo el amor por la historia. Y había resultado muy bien, Anette estaba considerada como la mejor historiadora del Dominio, aunque había estudiado sociología. Ella tenía acceso a los archivos de la épocas pre-estelares, y si se negaba a dar información, quizá su padre le podía ayudar, tenía que saber algo del capitalismo. Cualquier cosa por nimia que fuera le ayudaría un montón a comprender la situación e idear un plan contra esos “capitalistas”. Para poder enfrentar a la nueva amenaza, tenían que conocerla por completo.
El Presidente salió de su elegante transporte, se había preparado bastante bien, se había afeitado y llevaba sus mejores prendas, un elegante terno negro. Tenía que ocultar cualquier cosa que mostrara su reciente estado de vigilia, si se presentaba de la forma en que estaba cuando se reunió con el General Sheldon significaría que estaba alarmado y lo último que quería era que la gente del Dominio se enterara de lo gravísima que era la situación.
Cuando Ricardo vio al Presidente, levantó su sombrero y lo saludó de una manera cordial.
-Buenos días, señor Presidente Lósif.
-Es gratificante volver a verlo, además puedo ver que se encuentra muy bien.
-Muchas gracias, ¿a qué se debe su visita?
-Necesito conseguir unos archivos, creo que usted y su hija me pueden ayudar muchísimo.
-No veo cómo, Lósif, usted es el Presidente del Dominio, si usted no puede conseguir algo, dudo que yo o mi hija lo logremos.
-¿Usted o su hija habrán escuchado sobre la bóveda o no? –Preguntó el Presidente, sabiendo la respuesta de antemano.
-Por supuesto, sin embargo no puedo compartir su contenido con todas las personas, solo a cientistas sociales de prestigio o a gente de la A.I.S.
La bóveda era el lugar donde estaban todos los archivos de la Tierra pre-estelar, es decir, antes de que se conociera vida en otros mundos. Su contenido era confidencial, aunque hacían excepciones con algunos cientistas sociales. Su uso era reservado solamente para la gente de la A.I.S., esta era una asociación que reunía a los mejores sociólogos, psicólogos, economistas, cientistas políticos entre otros, y se dedicaban al estudio de textos, en su mayoría históricos. Anette Holzmann tenía un privilegiado puesto en la A.I.S.
Luego de un largo rato de discusión, Luke logró convencer a los Holzmann para que le hablaran sobre algunos archivos de la bóveda, sin embargo, fue Anette la que le dio la información ya que su padre insistió que su hija sabía más.
Anette arregló su pelo rubio antes de empezar, no solo se podía percibir su gran intelecto y su gran bondad, sino que era muy linda, de tez blanca y ojos amarillentos, era realmente cautivadora.
-Primero que todo, no hay fecha exacta de la creación del capitalismo, aunque algunos dicen que surgió en el siglo XVIII, contando desde la antigua forma de la Tierra, hablando de nuestra época, eso equivaldría al X siglo pre-estelar. El nacimiento del capitalismo se debe a muchas personas, si el chico que tú dices se hace llamar Milton Smith, debe ser -si es que llegara a ser verdad, cosa que dudo- pariente de Adam Smith, al que, en gran parte, se le debe la creación del capitalismo. Ese sistema plantea que el Estado no debe tener control en la parte económica de una sociedad, para dejar que el mercado “fluya”. Supongo que debes estar preguntando qué es el mercado, bueno, descrito en pocas palabras y de forma sencilla, se refiere al intercambio de productos. Smith dice que la oferta-demanda de estos productos va a regular todo. A mediados del siglo XXIII contando desde la antigua forma de la tierra, o el V pre-estelar este modelo empezó a generar grandes descontentos sociales, por eso se desechó. El comunismo actual es una respuesta a ese descontento, si bien tiene muchas diferencias al comunismo original, se le sigue llamando comunismo. Eso es todo lo que le puedo contar señor Presidente.
El Presidente estaba complacido, la respuesta de Anette no era lo único que iba a necesitar, pero le ayudaba bastante.
-Muchas gracias, por ahora eso ha sido más que suficiente, aunque lo más probable es que necesite su ayuda o la de Ricardo en el futuro.
Luke tenía muchas cosas en que pensar, no podía perder tiempo. Si abdicaba lo más posible es que Smith llegaría al poder y nada más podría pasar, aparte de la destrucción del régimen, que en estricto rigor, era una consecuencia muy grande. Tampoco nada aseguraba que los billones de ciudadanos no rebeldes, que confían en el modelo no lo defenderían, es decir que nada asegura que no se produjera una guerra civil. Por otro lado, si decidía no abdicar era seguro que se produciría una guerra contra Nexus. Estaba en problemas por ambos lados y no tenía la menor idea de qué hacer, la amenaza empeoraba cada vez más.
Capítulo II
Capítulo III
El Presidente citó al diplomático para una reunión de mucha importancia. Pedro no era un diplomático muy conocido, de hecho, el único motivo de porque el Presidente lo conocía era debido a que el padre del diplomático había trabajado con él. Pedro tampoco era un diplomático interestelar, pero conocía la situación de Nexus porque una organización le había pedido investigar sobre Nexus, y él lo había hecho muy detalladamente.
Pedro leyó la invitación y tomó el primer avión con dirección a Nueva Alemania, hace mucho que no iba a algún lugar en avión. Cuando abordó la aeronave, empezó a revisar que todos sus documentos estuvieran en su maletín. Pedro no era tan viejo, tenía 34 años. Era alto y flaco, tenía una suave tez morena y ojos negro, su pelo era color castaño y lo tenía largo, también tenía una barba completa que se notaba muy bien cuidada. Siempre tenía una sonrisa, reflejaba paz y calma, la gente que lo conocía decía que se debía a que realizaba ejercicios de yoga que lo apaciguaban.
El avión aterrizó, el viaje se había demorado un poco menos de lo previsto y no había tenido ninguna dificultad. El último en bajarse fue Pedro, caminaba calmadamente como si tuviera todo el tiempo del mundo. Ansiaba encontrarse con el Presidente Luke. También esperaba ver a otros ministros con que había compartido parte de su juventud cuando vivía en Nueva Alemania con su padre.
Se juntaron en el ex congreso, ya que el Palacio estaba muy dañado. El ex congreso usualmente se ocupaba para hacer seminarios o eventos chicos.
Pedro contempló la belleza arquitectónica de Nueva Alemania, quedando fascinado, si bien no era algo completamente nuevo para él, hace mucho tiempo que no estaba ahí. Era totalmente distinto a la delimitación de Antigua Chile. Cuando entró al ex congreso apuró un poco la marcha, ya que seguramente lo estarían esperando solo a él. Cuando por fin se encontró con los demás, efectivamente lo estaban esperando.
Después de que todos se saludaran informalmente. El Presidente Luke pidió que se sentaran. Pedro reconoció algunas caras, pero habían muchas personas que no había visto nunca en su vida. Luego de que Luke le diera el permiso de hablar, Pedro se ordenó su uniforme y empezó a hablar.
-Buenos días señores, mi nombre es Pedro Montalva, el Presidente me llamó para que les contara la situación actual de Nexus. Bueno, para iniciar, no me fue fácil conseguir la información, ya que han bloqueado casi toda forma de comunicación, sin embargo, gracias a algunos de los agentes que el Dominio tiene en Nexus he obtenido noticias de su situación-. Antes de empezar, se arregló la corbata, revisó algunos archivos, tomó aire y prosiguió: –Smith no ha mentido cuando dijo que lo exiliamos, no obstante, fue porque no hacía su trabajo bien y el C.D.D. pensó que no tenía las condiciones óptimas para seguir en el régimen. Cuando llegó a Nexus logró obtener apoyo ciudadano y político, desconocemos de quién, pero lo obtuvo. Se encargó de difundir su “mensaje” y empezó a ganar bastante influencia en los sectores más importantes del planeta. Tanto que hizo que un candidato capitalista ganara las elecciones, lo más probable es que las haya saboteado pero no se puede decir con total certeza. Paulatinamente Nexus se ha ido convirtiendo en un régimen capitalista. Esta situación nos pone en peligro, ya que ahora toda su enorme milicia que antes nos apoyaba, ahora está contra nosotros. Zaar y Xar´um se han mantenido al borde del asunto, -quizás si Xar´um nos hubiera ayudado cuando tratamos de erradicar al enemigo en las primeras estaciones espaciales en que nos atacaron, podríamos haber exterminado a los rebeldes, lamentablemente eso no pasó-. Para peor, Smith ha aprovechado su favorable situación para expandir las ideas capitalistas y conseguir apoyo de civiles en la Tierra.
Una de las personas que Pedro conocía más que bien, tomó la palabra.
-Buenos días señores presentes, me llamo Ricardo Holzmann , soy el nuevo ministro de economía. No quería involucrarme en asuntos gubernamentales de nuevo, pero cedí ya que la situación es crítica y puedo ser útil por todo mi conocimiento sobre economía. Por mi parte voy a preocuparme de averiguar todo lo que pueda acerca el capitalismo para que podamos idear un plan para que la gente se dé cuenta de lo erróneo que es.
-Buenos días señores presentes, soy el General Aldous Sheldon, si las naves interestelares son tan poderosas como me dijo Álticus, podremos erradicar a los rebeldes de nuestras estaciones cercanas y algunas lejanas. No soy de las personas que hacen muchas proyecciones, pero si todo esto resulta bien, pronto podremos ganar la guerra.
-Creo que esta todo dicho –Dijo el Presidente, no se presentó debido que todos sabían quien era. –Sin embargo voy a decir algunos datos prácticos; haremos dos grupos, uno que se encargará de idear las tácticas y operaciones de la guerra, y otro que averiguara sobre el modelo capitalista. Así avanzaremos mas rápido.
Cuando terminó de hablar, hubo un corto silencio, luego todos se pararon y se fueron. A la salida, Pedro habló con algunos ministros que conocía y otros que nunca había visto en su vida. Le llamó la atención particularmente que Ricardo fuera el nuevo ministro de modelo y el jefe de la investigación del modelo capitalista, ya que la última vez que lo vio, aseguró por su vida que nunca iba asumir otro cargo gubernamental por lo que le ocurrió a su esposa, Pedro nunca supo bien lo que pasó, la verdad, por alguna razón era secreto de Estado, solo sabía que había muerto en un accidente, pero esa no era razón para hacer que una persona odiara tanto al gobierno, el diplomático pensaba que debía de haber algo más.
Pedro conocía a Ricardo desde hace mucho tiempo, y la razón de esto no era que su padre hubiera trabajado con él. Lo conocía porque había conocido a Anette Holzmann en la delimitación de Antigua Suiza. Anette había quedada asombrada con la paz mental y el humor de Pedro, y este a su vez había quedado totalmente enamorado de su intelecto y su belleza. Ambos eran estudiantes de sociología. Pasaban horas discutiendo acerca del modelo, de sus defectos y sus maravillas. Aunque la primera vez que se vieron, estuvieron juntos pocas semanas, se hicieron grandes amigos.
Ricardo tenía trabajo de la universidad que hacer, por eso se alejó rápidamente del lugar y se dirigió a su vehículo con paso acelerado. Pedro lo alcanzó justo antes de que se fuera del lugar.
-Señor Holzmann, espero que se acuerde de mí –Dijo el diplomático con una sonrisa.
-Por supuesto Pedro, cómo olvidar a el hombre que debería estar casado con mi hija hace ya bastante tiempo.
Ricardo siempre había querido que su hija estuviera con Pedro, ya que siempre había encontrado que Pedro era hombre agradable y noble, que calzaba justo con su hija, además ambos eran muy buenos amigos.
-Se nota que no ha cambiado en nada, señor Holzmann. ¿Podría alojarme en su casa?
-No hay inconveniente, además a Anette le encantará. –Ricardo esbozó una sonrisa y le abrió la puerta del auto a Pedro.
**********
Mientras todos se iban, las puertas del ex congreso se cerraban de nuevo, todavía tenían que definir la estrategia que ocuparían en su primera batalla con el apoyo de Álticus. El General Sheldon miraba fijamente a Álticus. Todavía no confiaba en él, sin embargo, a Álticus no le parecía importar, solo se limitaba a contemplar y disfrutar, parecía como si todo estuviera ocurriendo justo como él quería que saliera.
Tarde o temprano el hombre de la periferia se tendría que ir, no podía dejar sus “negocios” solos por tanto tiempo allá en Urbis, y tenía otras cosas que hacer.
El Presidente Luke trazaba unas rayas en un plano, seguía cansado pero ahora tenía la esperanza de que la guerra podía ser ganada y eso lo animaba a continuar, aunque seguía sin saber casi nada del capitalismo tenía la certeza de que Ricardo lograría conseguir más información. Álticus miraba al Presidente Luke y al General Sheldon, pensó en lo diminuto que eran, ellos no sabían completamente nada. Álticus estaba alegre, lo mejor estaba por venir, mientras más sangrienta fuera la guerra, mejor sería su recompensa, no obstante, tenía que tener cuidado, ya que sabía que el General Sheldon estaba sospechando constantemente de él, pero en el estado de shock que estaba, eso no sería problema.
Luke paró de trazar las rayas en el plano, las inspeccionó muchas veces, había algo que no calzaba, no existía certeza de que funcionaría. Sheldon revisó el plano, era un plan arriesgado, avanzar y atacar la estación X-16. Desde que los rebeldes la habían ganado, ocuparon la colonia como hangar. Si la facción rebelde no era erradicada pronto podría significar un grave peligro para las estación Y-8 y X-2; y si estas caían a manos de los rebeldes, sería casi imposible defender el Dominio. El plan constaba en que un ejército iba a desconcentrar a las fuerzas Generales del hangar, y otro grupo chico de elite iba a sabotear la base y hacerla estallar. A los 20 minutos de la operación iban a desplegar el nuevo neo-crucero interestelar que les había dado Álticus. La defensa que opondría el enemigo era desconocida, por eso mismo la misión era muy arriesgada y si las especulaciones no eran correctas todo se iba a ir al carajo.
Luego de la reunión con terminara, cada uno de los que estaban presente se fue.
Antes de que se fuera a Urbis, Álticus tenía cosas que hablar con Ricardo. Una de las habilidades que tenía la raza de Álticus era la súper percepción, cuando Ricardo había hablado en la reunión, Álticus había sentido algo extraño, un sentimiento de odio muy profundo, pero lo raro no estaba en eso, en algunas personas el sentido de odio al hablar del enemigo es totalmente normal, pero había sentido odio hacia Luke, hacia el modelo comunista. Había algo muy raro en él, Álticus tenía que averiguar que pasaba con Ricardo, o quizá, solo quizá lo había malinterpretado. Había escuchado que por estar mucho tiempo afuera de la orbita Urus, las habilidades de los Krieg se debilitaban o se generaban malfuncionamientos de estas.
Encontrar la casa de Ricardo fue fácil, no pudo preguntarle al Presidente ya que habría sido arriesgado, sin embargo, había logrado copiar la dirección de la mente del General Sheldon antes de que se fuera. Cuando llegó se dio cuenta de que la casa del ministro era un edificio con un toque arquitectónico antiguo pero no prestó tanta atención a eso, nunca le había interesado la arquitectura terrestre. El edificio tenía cuatro pisos, aun así, se veía inmenso. Álticus tocó el timbre, no era tan tarde, no obstante, podrían estar comiendo en algún otro lado, fuera del edificio. Su duda se respondió rápidamente cuando Anette Holzmann le abrió la puerta, ella quedó asombrada por la figura de Álticus, nunca había visto a un hombre así, si es que se le podía llamar hombre.
-¿Quién es usted?
-Trabajo con tu padre, necesito hablar con él. Asuntos muy importantes, señorita.
Anette sintió que el huésped estaba siendo honesto y lo dejó pasar. Llamó a su padre para decirle que había alguien que deseaba hablar con él.
Ambos señores se saludaron cordialmente, Ricardo pasó a una sala e invito a Álticus que hiciera los mismo, luego cerró la puerta con llave.
-Señor Álticus, ¿Qué quiere?
-Hablar con usted, quiero saber por qué odia tanto al Presidente Luke
-Así que es cierto que los Krieg pueden percibir e inculcar pensamiento en la gente.
-No me sorprende que alguien de la logia Marshall conozca las razas que hay en la periferia, aunque debo decir que no podemos inculcar pensamientos a la gente.
Ricardo se rio despacio, sacó una copa de un estante que había en la sala, la llenó con whiskey bourbon y tomó un sorbo, luego sonriendo dijo:
-Katerine Trotsky era mi esposa, una gran mujer. Luke insistió de que tenía que ayudar en un proyecto del gobierno, ella era bioquímica y Luke pensó que podía ayudar en el programa de armas biológicas del Dominio. A todos los científicos que participaron los llevaron engañados, Katerine nunca supo lo aberrante que era el programa hasta que llego allá y después fue muy tarde. Si lo hubiera sabido, nunca habría participado. Cuando el proyecto se tornó inviable, el Presidente Luke tomó la decisión de quemar el establecimiento, con todos los científicos adentro. Luke trató de engañarme a mi y a todos los medios, nos dijo que fue un accidente, que hubo una fuga de gas, y que alguien había prendido fuego y todo había explotado, no obstante, logré tener un informe detallado de lo que pasó ese nueve de noviembre. Juré por mi vida que me iba a vengar de Luke.
-Tratar asuntos personales como la venganza en medio de una guerra no creo que sea conveniente.
-Nunca dije que lo haría ahora, pero lo tengo pendiente.
-Otra cosa más me inunda la mente, ¿Por qué aceptaste el trabajo como ministro de economía?
-Amo a la gente de mi planeta, y no quiero que esos rebelde lo toquen.
Ambos señores se despidieron. No había nada más que hablar.
Ricardo había contado la verdad, algo que nunca se lo había contado a ninguna persona. Ese accidente hace ya mucho tiempo le había cambiado la vida. Antes era un persona cegada por el factor ideológico. Había estudiado todos los movimientos contemporáneos del marxismo. A diferencia de otros economistas, él había logrado obtener permiso para estudiar los textos clásicos de Mao, Trotsky, Lenin, Guevara, y otros exponentes en el comunismo antiguo. Katerine era distinta a las otras mujeres y a casi todas las personas del Dominio, disgustaba del modelo, encontraba que hablar de él, y todo lo relacionado a él era monótono. Ella era una mujer que necesitaba adrenalina y de acción, encontraba tedioso y aburrido hablar sobre el régimen. Gustaba de leer las antiguas novelas, las que habían sido escritas cuando el Dominio recién llevaba 60 años, esas novelas que hablaban de aventuras maravillosas. Ella encontraba en el caos la paz y en la locura la cordura.
Cuando ambos se conocieron y se casaron, no podían ser más felices pero cuando pasó el “accidente” el 9 de noviembre, la vida de Ricardo cambió radicalmente, lo único que pudo curar paulatinamente su amarga herida fue Anette, sin embargo, ella no era como Katerine, ella no disgustaba del modelo, era todo lo contrario, quería conocerlo totalmente, aun así, Ricardo logró encontrar la forma de sanar su herida enseñándole historia a su hija, pero la cicatriz de la herida nunca se había sanado correctamente, y el dolor cada vez se hacía más fuerte y amargo.
Anette no podía dormir, después de que Álticus se fuera, su padre se había encerrado en la sala. No sabía sobre que cosa estaban discutiendo, pero sabía que no había nada que podía hacer, eso la frustraba un poco, decidió ir a la pieza donde estaba Pedro. El diplomático había tenido un día realmente largo, no había parado de hacer cosas, por esa simple razón estaba durmiendo profundamente. Anette no tenía intenciones de despertar a Pedro, aparte, esa opción la veía un poco difícil. Ella hizo un espacio en la cama de Pedro y se tapó con las sabanas, por alguna razón se sentía mas segura durmiendo con él.
**********
El General Sheldon despertó temprano, tenía que dejar todos los preparativos listos, y explicar la misión completa al gabinete del Presidente. El amanecer era cálido, los rayos de sol alumbraban y calentaban. De vez en cuando el General Sheldon se preguntaba cómo existían planetas como Mort, en cual todas las ciudades estaban cubiertas por cúpulas colosales de un tipo de metal extraño. Pensó que sería muy extraño sentir que la luz que alumbra el día fuera artificial.
Los días que habían pasado desde el Día Negro -nombre que se le dio a la catástrofe rebelde- habían sido tranquilos, nada malo había pasado, sin embargo, eso solo reflejaba la calma antes de la tormenta.
Luego de sentir un rato el exterior, el General se preparó para ir al nuevo hangar, donde se harían todas las reuniones presidenciales, el hecho de que este estuviera bajo tierra servía para que no estuvieran bajo ninguna amenaza. Para su fortuna cuando llegó estaban todos los del gabinete sentados, listo para escuchar la operación.
-Buenos día caballeros –Saludó General -Hoy les vengo a presentar nuestra última táctica, con la que creo que podremos repuntar. La operación se llama “Cortina de hierro”, son cinco estaciones las que conforman nuestro objetivo. No queremos destruirlas sino que erradicar a los rebeldes, y en lo posible conseguir lo máximo de rehenes que podamos y robar todas las armas enemigas. Si rompemos esa “barrera”, es decir, tomamos esas cinco estaciones espaciales podremos tomar el portal Beta, el cual nos dejaría en la galaxia de nuestros enemigos. y muy cerca de Nexus. Vamos a ir una por una. El plan para destruir el hangar que se ubica en la primera colonia de la barrera, consiste en que nuestro ejército abordara el Kírov, nuestra nave más poderosa, limpiara la superficie y dejará a nuestros hombres en la estación, luego subirá a los cielos y apoyará desde ahí, mientras tanto una nave tipo Espectro llevara a la base de los rebeldes tres soldados de elite, contamos con que las tropas rebeldes enfrentaran con toda su potencia el batallón y se olvidaran de asegurar la base, como no queremos que esto sea un suicidio, a los 20 minutos de la batalla llegará el nuevo crucero que nos dio Álticus, yo personalmente piloteare ese crucero, con eso más el Kírov daremos apoyo a los hombres, no sabemos que harán los rebeldes para defenderse, quizá vengan los cruceros de Nexus, si eso pasa tendremos que confiar que no traigan todas las naves de su milicia-. El General dejó de la lado su informe y sacó otro de su portafolio. –Hay otra cosa que es importante mencionar, es cosa de días para que las guerrillas rebeldes actúen en el Dominio, nuestros agentes han detectado que se han infiltrado armas ilícitas. Hemos puesto al tanto a las tropas de cada delimitación.
El ministro de guerra tomó la palabra.
-Buenos días, soy Karl Frunze, ministro de guerra y defensa. General Sheldon su plan es maravilloso, sin embargo creo que deberían ocupar nuestro nuevo juguete –El hombre rió para si -las bombas R, servirá para limpiar la superficie, destruirá todo lo que esté a su paso, desconozco si el Kírov podrá ocuparlas, pero se que ya tenemos por lo menos dos naves que pueden usarla. Solo una bastará para limpiar el perímetro.
-Ministro Frunze, creí que las bombas no estaban listas, ¿Por qué no me han informado antes? –Preguntó el Presidente.
-Señor Presidente, ruego que me disculpe, quizá hubo algún fallo de comunicación.
El General Sheldon interrumpió la conversación de ambos hombres.
-Entonces las usaremos. Los que no fueron citados para la segunda reunión por favor salgan.
Salieron varios ministros, entre ellos los ministros Frunze y Holzmann. El Presidente tenía que informar ciertas cosas.
-Señor Pedro Montalva, necesitamos de usted. ¿Sabe hablar Xarumano?
-Nunca aprendí la lengua en su perfección, pero creo que puedo sobrevivir allá, tuve que aprender lo básico para muchos textos sociológicos importantes.
-Excelente señor, necesitamos contar con el apoyo de Xar´um y pronto de otros planetas que estén a nuestro lado de la cortina de hierro, no serán potencias como Nexus, pero nos podrían dar mucho apoyo. De distintas fuentes nos informaron que los rebeldes estaban tratando de conseguir apoyo de otros planetas, no podemos quedarnos de brazo cruzados, por eso es de suma importancia su misión Pedro, otra cosa más, allá se encontrará con la señorita Donoso, por asuntos que no podemos revelarle tiene que hacer lo posible para traerla al Dominio. Dedicaremos grandes sumas de dineros para dar apoyo a estos planetas. Esto no solo es una guerra normal, es también una guerra ideológica, y para ganar necesitaremos respaldar a los actuales planetas comunistas para que no caigan en manos capitalistas.
-Entendido señor, dígame cuando tengo que partir y lo haré.
-Partirás mañana en la mañana, de esta forma iniciaremos nuestra operación, que he llamado: “la Doctrina Truman”, una última cosa, tome este papel, es una citación con el comité de Xar, solo muéstralo cuando tengas que entrar al palacio, pero a nadie más, ¿entendido?
Pedro asistió con la cabeza, tomó el papel y lo leyó despacio, luego lo guardo en su chaqueta. Miró al presidente y se despidieron.
Capítulo IV (desde acá los nombres del General y el presidente ya están cambiados)
Las naves habían partido, era cosa de segundos para que activaran la velocidad interestelar y saltaran a la galaxia donde estaban las ex estaciones espaciales del Dominio.
Las estaciones estelares –o también llamadas colonias- eran gigantescas instalaciones que estaban en el espacio, algunas estaban en las orbitas de los planetas, otras estaban quietas en el vacío. Estaban hechas de un material muy sólido, que solo era posible moldear a grandes temperaturas. Su principal uso era como base militar para organizar tropas y guardar armas, aunque también existían casos en que eran ocupadas como bases diplomáticas.
El Kírov era un crucero apoteósico, medía aproximadamente unos 320 metros de largo, era la nave mas grande de todo el Dominio y posiblemente de toda la galaxia. Había sido construido en el espacio. Tenía dos alas, en la izquierda estaba inscrito el símbolo del Dominio, al final de estas habían dos cañones de rayos. El puente estaba al medio del crucero. La punta de la nave no era aerodinámica como los antiguos aviones comerciales de la tierra, sino que tenía otras dos alas más, estas estaban llenas de mini-torretas de disparo. La capacidad del Kírov era de un total de 1945 pasajeros, y en esta oportunidad estaba lleno. Tenía muchas torretas de láser tipo ATS. Aparte del Kírov, el Dominio llevaba una nave estándar, la cual estaba equipada con bombas R.
En el puente del Kírov estaba el Capitán Minemann, se veía impaciente, estaban a unos cuantos millones de kilómetros de la colonia y aún no se veía rastro de naves rebeldes, no había defensa en la estación. El espacio estaba calmado, muy calmado. Pronto una lluvia de láser le empezaron a llegar al Kírov
-¡Mierda!, nos han emboscado, ¿¡cómo supieron!? Todos a sus puestos, tenemos que proteger a la nave que lleva las bombas R.
El escudo del Kírov reflejaba todos los disparos de las naves enemigas. Lo único que era capaz de hacerle daño al Kírov era el fuego muy concentrado o un ataque de gran potencia, sin embargo, la nave que custodiaban no tenía esa capacidad de resistencia.
-Capitán Minemann, hemos detectados de dónde vienen los impactos más fuertes.
-Bien, ¡apúntenle con nuestros cañones de rayos Alfa!
-Entendido Capitán. Todos a sus posiciones.
El colosal crucero se puso en dirección a la nave de Nexus y disparó con los cañones de rayos tipo alfa, en un segundo la nave explotó, eso les daría tiempo para poder limpiar el perímetro en la colonia, sin embargo, ya no podrían ocupar nuevamente el rayo hasta que lo volvieran a cargar, lo cual iba a demorar bastante.
Una trasmisión llegó al Kírov, era el Capitán de la nave que custodiaban.
-Capitán Minemann procedemos a bombardear el lugar, prepárese para desembarcar.
La nave tiró las bombas, hubo un gran destello y un gran sonido que no pudo propagarse, la bomba abrió un agujero en la colonia por el cual los soldados del Dominio podrían entrar. Tenían que actuar rápido, era cuestión de tiempo para que llegara la innumerable flota de Nexus, o para que los cañones anti-naves se activaran.
**********
La nave tipo Espectro estaba yendo camuflado y a toda velocidad a la base rebelde. El piloto de la nave anunció que pronto iban a entrar al conducto de desechos de la estación espacial.
La gracia de la naves tipo Espectro era su gran velocidad, se podían camuflar y servían de submarino (cosa que no era de gran utilidad ahora), sin embargo, no tenían un armamento de gran potencia. Los agentes de elite alistaron su rifle y se prepararon mentalmente para la misión, tenían que estar concentrados, no se podían permitir realizar ningún tipo de error, la batalla que se llevaría a cabo en la otra parte de la colonia era solo una distracción, lo importante se jugaba en su labor. La nave estaba en el conducto, ahí se detuvo y dejó a los agentes. Como la colonia había sido del Dominio, los agentes habían podido revisar los planos más de una vez, por ende la conocían bien, y sabían los puntos débiles de esta. En la entrada de los desechos habían dos hombres custodiando, la puerta se abrió y rápidamente un agente acuchilló a un hombre y seguido de eso le disparó al otro, sin embargo, uno de los guardias había alcanzado a avisar de su presencia, el perímetro estaba limpio, pero los rebeldes sabían que estaban ahí. Los tres agentes avanzaron rápidamente, el camino se dividía en dos, decidieron tomar el que llevaba a una sala de control, si lograban destruirla montarían suficiente disturbio para que su próximo blanco fuera fácil.
**********
Gracias a la bomba R, los rebeldes habían quedado confusos, en esos segundos el Kírov logró dejar a todos los soldados en la colonia. La batalla era un tanto particular, ya que los hombres del Dominio tenían que usar un traje porque al haber un agujero tan grande en ese lugar de la estación se había escapado todo el aire (el agujero se ubicaba en una gran sala que servía de estacionamiento para algunas naves pequeñas), lo cual no solo dificultaba las maniobras, sino que hacia que se estableciera un tiempo máximo de batalla, ya que los tanques de oxígeno no eran infinitos, su única opción era avanzar rápido hasta estar en otra sala de la colonia.
El campo de batalla era una constante lluvia de disparo, la gente del Dominio que quedaba herida era dejada debido a la imposibilidad de llevarlas al Kírov. Los soldados del Dominio empezaban a perder territorio. Los rebeldes estaban ganando, si el crucero de Álticus no llegaba pronto, sería el fin de las tropas del Dominio.
Un grupo de soldados intentó comunicarse con el Capitán del Kírov.
-Capitán Minemann, ¡si no nos empieza a dar apoyo, esto se convertirá en una masacre!
-No es tan fácil chico, si va el Kírov solo sería un suicido, la base tiene un rayo que atravesaría el escudo y luego nos harían pedazos, necesitamos el apoyo de la nave de Urbis.
-Apúrense, es cuestión de segundos para que, no puede ser… -El soldado no pudo terminar la oración y se escuchó un grito.
-¡¿Qué pasó chico?!. Mierda, perdimos la comunicación.
Del cielo se empezó a distinguir una luz, no podían ser las naves de Nexus, ya que no tenían ningún artefacto que proyectara tanta luz. Y no lo eran, era el Sanactorium, la nave de Álticus. Una nave legendaria. Supuestamente era muy bien conocida por toda la periferia, Álticus la había ganado en una apuesta y ahora se la prestaba al General Frank. Aunque era considerablemente más chica que el Kírov, su armamento era muy potente y ligero, lo que hacía que la nave fuera rápida y poderosa a la vez.
La luz que habían visto los soldados no era una luz normal, era un rayo gamma que había emitido el Sanactorium, este destruyó la defensa anti-naves de la estación espacial. La esperanza volvió a surgir entre los soldados del Dominio. Pronto la batalla empezaba a resolverse a favor del Dominio, al haber bajado el Kírov y el Sanactorium, lograban detener los intentos de avanzar de los Rebeldes. Rápidamente los soldados de la Tierra lograron llegar al próximo salón de la colonia, lo que significaba solamente una cosa: Ya no había nada que los rebeldes pudieran hacer para detenerlos.
**********
Los agentes de elite llegaron a una de las salas de control. Dos guardias que los vieron les pidieron la autorización, uno de los agentes los mató con su rifle. Pusieron las bombas en los lugares estratégicos y salieron, no antes de que le dispararan en la cabeza a uno de los agentes. El hombre que le había disparado al agente del Dominio les gritó.
-Paren ahora mismo o los mato a ustedes también.
Los agentes se miraron, luego uno miró con precisión al agente rebelde, y en menos de un segundo sacó su pistola y disparó, pero era muy tarde, el rebelde le había lanzado un cuchillo que le había cortado la garganta, y había esquivado su disparo, no obstante, el otro agente del Dominio logró escapar y activó la bomba. El lugar se hizo llamas por la explosión.
El agente del Dominio corría a la sala de maquinarias, una bomba ahí y haría suficientes explosiones para destruir gran parte de la base, sin embargo, aún necesitaba destruir el hangar. Llegó a la sala de maquinaria, puso las bombas, se fue rápidamente y las hizo detonar. Le quedaba una bomba, tenía que llegar rápido al hangar.
Cuando ya estaba en la puerta del hangar, vio a muchos soldados rebeldes, nunca lograría matarlos a todos. Tomó la bomba y la tiró adentro, como la había puesto en modo mecánico, la bomba al tocar el suelo explotaría, no podría escapar, pero habría cumplido su objetivo. Su último acto fue comunicarse con el Capitán Minemann.
-Capitán, hangar destruido. Reporte de bajas; todos los agentes de elite muertos.
-¿Qué? –dijo el Capitán sin entender lo que pasaba.
Luego el Capitán escuchó una explosión y se cortó la comunicación. Logró entender que se había sacrificado. La misión estaba lista, habían hecho suficientes problemas para que la base rebelde quedara “destruida” y sin abastecimiento de armas, y al mismo tiempo no se destruyera la colonia. Aunque las colonias eran quizás las cosas más indestructible de la galaxia creadas artificialmente, tenían una debilidad, bombardear su núcleo.
El Capitán Minemann se comunicó con Frank para comentarle que la misión había terminado, y que tenían que marcharse lo antes posible de ahí.
-General Frank. Cúbranos mientras buscamos a nuestros soldados, las lecturas dicen que vienen las naves de Nexus, así que será mejor irnos, dudo que los rebeldes sigan ocupando la colonia en su actual estado.
El Kírov perdió altura y fue a buscar a los soldados. Cuando las naves estaban retirándose, se logró visualizar a casi toda la flota de Nexus -aunque el Dominio tuviera las naves más poderosas, las de Nexus no tenían mucho que envidiarle y su flota era muchas más grande, casi el doble-.
**********
-Quiero saber por qué se tardaron tanto.
-Lo siento, Señor.
-Perdimos montones de armas y una posición estratégica, ¿Sabes cual es el castigo de eso?
-No lo sé, Señor.
La persona de mayor autoridad le disparó en la cabeza y le voló los sesos al Capitán con que estaba hablando, mientras eso ocurría, entraba al cuarto el agente rebelde que había matado a los soldados de elite del Dominio, había logrado evadir la explosión, al ver la acción del –seguramente- comandante, tomó su cuchillo y se lo enterró en la espalda.
-Por qué mataste a esa persona inocente. Esta revolución es para liberarnos, no para matar por diversión, y la traición se paga con la vida.
-Qué mierda te ocurre a ti, Jason, por qué me enterraste un cuchillo -gruñó el Comandante
El Comandante estaba tirado en el piso sangrando, no podía levantarse, Jason Cohen era un General Rebelde, su padre era un Xarumano y su madre una mujer de Nexus, tenía habilidades inigualables en la pelea.
-Comandante, le pido que me responda, por favor.
-Por favor, procede a callarte, no es de tu…
Había pronunciado las palabras lento con un tono agonizante, pero no pudo terminar la oración porque había muerto. Jason lo miró con despreció, luego vio al Capitán que había sido asesinado injustamente. Aunque él creía necesario terminar con el régimen comunista, repudiaba la guerra entre “hermanos”, significaban miles de muertes innecesarias, no obstante, creía que las muertes de las personas que estaban en contra de la libertad –o su concepto de libertad- tenían que efectuarse (como los partidarios del régimen comunista).
Jason era el hombre detrás de toda la facción rebelde, era él quien había ayudado a Smith a lograr tener poder en Nexus, sin él quizás nada habría sido posible. En gran medida, fue gracias a Jason que el Presidente Roosevelt había ganado las elecciones y que Smith pudiera lograr propagarse en la Tierra.
Jason estaba en su nave, se dirigió a Nexus. El General era joven, tenía unos 27 años, pelo rubio y ojos azules, no era tan alto y era bastante musculoso. Desde chico había sobresalido en las artes marciales, y cuando se unió al ejército era el mejor soldado. En pocas palabras era una máquina para matar, no obstante, tenía un corazón de “justicia”. Su apoyo al capitalismo se debía a que cuando era muy chico, el Estado enfrentó una crisis gran económica, debido a eso, hubieron grandes huelgas en las calles, y el gobierno mató a todos los involucrados en ella y a todos los que estuvieran relacionados con las personas que organizaron la huelga, aunque cuando efectuaron la masacre mataron a mucha gente inocente, incluyendo a la hermana chica y la madre de Jason. Nunca perdonó lo que hizo el Estado.
-Smith, acá Cohen, no hemos podido salvar la colonia, lo siento.
-Mmmm, ¿cuáles fueron las bajas?
-Lamentablemente, muchos murieron.
-Bueno, no importa tanto, los guerrilleros que se encuentran en el Dominio ya tienen suficientes armas, compañero, te espero en Nexus.
Jason ignoró el comentario de Smith, no esperaba que sintiera pesar por las muertes de las demás personas.
Escribí una novela de ciencia ficción (es como una "alegoría" a la guerra fría, pero con un escenario interplanetario) y quería mandarla al concurso UPC, pero me gustaría que la leyeran para ver si tengo problemas de redacción, de historias o quizás de estilo.
Resumen: El Dominio de la Tierra se enfrenta contra una amenaza rebelde apoyada por un viejo planeta aliado llamado Nexus, peligrando todo el modelo económico-social instaurado. Justo cuando la amenaza no puede ser peor llega un misterioso hombre de una galaxia lejana para ayudar los Terrícolas en la guerra.
Dejo los dos primeros capítulos que son los que ya he revisado y arreglado un poco más, mientras avance en eso voy a poner los demás capítulos.
Capítulo I
Spoiler:
CAPITULO 1
Luke miró el informe con desdén, se preguntaba cómo diablos había ocurrido, qué era lo que podría haber salido mal. Todas sus acciones habían sido minuciosamente pensadas y obradas con extrema cautela, pero aun así, el informe decía que se había equivocado. Estaban en problemas. Se pasó su mano por su pelo negro. Estaba exhausto, llevaba dos noches sin dormir, se le notaba en la cara; tenía grandes ojeras, una leve barba sin afeitar y el pelo todo despeinado. Si no encontraba una solución todos sus esfuerzos habrían sido en vano. Releyó el informe una vez más, lo había hecho más de treinta veces, pero aún tenía las esperanzas de que en una nueva lectura encontraría algo que lo ayudaría para solucionar el problema. Rompiendo toda su concentración sonó el teléfono de su oficina, que no se demoró en contestar. Era una de las secretarias de la entrada del Palacio Real.
-Señor Presidente, tenemos al General Sheldon en la entrada, viene a hablar sobre el “problema”.
-Muchas gracias, dígale al General que pase.
El General abrió la puerta y la cerró rápidamente, su cara demostraba un toque de miedo tanto como nerviosismo. El General Sheldon era calvo y el único bello facial que tenía era un frondoso bigote. Era conocido en las tropas por ser una persona fría, que nunca expresaba lo que sentía, aunque se decía que tenían un gran corazón y un gran sentido del honor. Pero en ese momento demostraba claramente –aunque queriéndolo ocultar- su miedo.
-Señor Presidente, las tropas han fallado en la estación X-16, ¡estamos en serios problemas!, no sabemos si podemos seguir resistiendo, se han apoderado de casi todas las estaciones con posición estratégica, si perdemos la Y-8 y la X-2 habremos perdido total control sobre el espacio. Los ataques han sido muy ofensivos, y nuestras tropas están bastante debilitadas.
Apenas escuchó la noticia, la cara del Presidente Luke cambió radicalmente, ahora estaba enfurecido.
-¡Mierda!, problema tras problema, ¿qué sugiere hacer?
El General Sheldon se quedó callado por un rato, y ordenó sus ideas.
-Abdicar Luke, no sea imbécil, no hay forma de detener la revolución. Darle el puesto a ese chiquillo es lo más sensato, y quizás sea la única forma de prevenir un guerra civil a gran escala.
La respuesta solo hizo que el Presidente se enojara más.
-¡Cómo es posible que esos revolucionarios le lleven ventaja si somos conocidos por tener el mejor armamento en la galaxia, General!
-Presidente, cálmese, todos tenemos miedo, pero tampoco es razón para gritarme y comportarse como un hombre sin cordura. Usted sabe muy bien que los rebeldes, en su gran mayoría, son de Nexus, tienen una fuerza militar muy desarrollada…
-Lo sé, perdone, perdí la cordura. No quiero abdicar, prefiero morir con mi puesto que gané democráticamente antes que dejarlo.
-Señor, mi visita también tenía otro motivo…
-Hable General.
-Los levantamiento no surgieron por el descontento de nuestro modelo económico y social…-Dijo el General, pronunciaba cada palabra lentamente y su voz denotaba que hablar del tema le daba miedo.
-Por supuesto que no fue por eso, nuestro sistema aparte de ser único, es perfecto, el comunismo siempre lo ha sido –Interrumpió el Presidente Luke.
-Sin embargo, los historiadores con los que he hablado me han dicho que en una época, antes de que los viajes interestelares fueran posibles, había más de un modelo económico, señor Presidente.
-¡Eso es un disparate, es imposible!
-Créalo o no, es verdad. Hace mucho tiempo, la fecha se ha perdido, pero existen registros que lo comprueban. Se llama capitalismo y es totalmente antagonista al comunismo, plantea que el Estado tiene que estar reducido a su máxima expresión y que algo llamado mercado regularía todo. El imberbe que se alzó como líder en los levantamientos es pariente del ideólogo de este sistema. El chico se llama Milton Smith.
-¿Cómo sabe ese chico que es pariente del ideólogo?
-Nadie lo sabe señor Presidente, él se autoproclamo pariente, y la gente que lo apoya le creyó.
La situación era gravísima, el Dominio de la Tierra y sus estaciones espaciales no solo albergaban una larga lista de levantamientos rebeldes, si no que por detrás de estos había una ideología, que difería en todo aspecto a la que imperaba. Cuando el Dominio de la Tierra se formó solo existía un único modelo económico, llamado comunismo o neo-comunismo, este decía que el Estado controlaba todo aspecto y entregaba las necesidades básicas de cada ciudadano si es que cumplía con su trabajo. Cada persona que quisiera obtener una cosa que se pudiera considerar lujo según el Estado, tenía que mandar una carta de solicitud, y el Estado determinaría si la persona se lo merecía o no. El régimen había resultado placentero para la gente, y había terminado por ser el único , pero ahora el re-surgimiento del viejo modelo capitalista ponía en riesgo la existencia del actual sistema.
El General Sheldon miraba fijamente al Presidente Luke, ambos estaban callados. Luke no sabía en que pensar, nunca en su vida se había enfrentado con algo así, nadie nunca lo había hecho, solamente en los tiempos pre-estelares había pasado semejante aberración de que existieran dos modelos tan antagonistas, pero solo los cientistas sociales más destacados tenían acceso a los registros de esa antigua época, y muchos no tenían la intención de hacerles favores al Estado. Estaba perdido, solo le quedaba morir en su honorable puesto de Presidente del Dominio o abdicar.
El General Sheldon evitaba pensar en el tema, no sabía como tratarlo, por eso empezó a recordar sus buenos momentos en los campos de batalla para así tratar de olvidarse totalmente del asunto ya que todo final conllevaría a morir por su eterno apoyo al régimen comunista. Por primera vez en su vida tenía miedo de verdad. Trató de acordarse de cuando estaba en el batallón Nº56, cuando Nexus apoyaba al Dominio de la Tierra y al régimen. Se acordó como el General Dennyson gritaba victorioso cuando la batalla había terminado, Sheldon en ese momento todavía era teniente. Siempre había admirado a Dennyson, incluso ahora se preguntaba qué haría él si estuviera en su lugar. Su gran admiración no venía solo porque Dennyson había servido siempre a la alianza que Nexus había tenido con el Dominio de la Tierra sino porque él reflejaba los valores de un gran general, incluso había sido respetado por sus adversarios. No obstante el General Dennyson había fallecido muchos años atrás, poco tiempo después de que Sheldon lograra ser ascendido a General.
El teléfono sonó, ambos hombres se miraron, ninguno quería contestar, sin embargo el Presidente Luke tomó el teléfono y lo puso en altavoz, habló una voz que el General Sheldon ni el Presidente Luke entendían muy bien ya que escuchaba muy saturada.
-Les damos un plazo de 2 semanas para decidir si abdica, o decide pelear contra las flotas de Nexus. Como opinión personal creo que lo segundo sería un gravísimo error –la voz se rió irónicamente.
-Estamos jodidos, nos van atacar en menos de un día.. - susurró Luke
Ambos se dieron la mano y se despidieron. Dejaron esa conversación en secreto, nadie podía saber que la habían tenido, si la gente de la Tierra sabía lo que estaba pasando, afectaría al modelo y no todo funcionaría óptimamente. El General se marchó, dejando tiempo para que el Presidente Luke pensara sobre la situación.
El Presidente no salía de su despacho desde hace 2 días, sin embargo, la noticia de este nuevo modelo le dejó claro que poco podía hacer en su oficina. Tenía que investigar, y conocía exactamente a la persona que lo podía ayudar; Anette Holzmann, hija del gran Ricardo Holzmann.
Ricardo era un economista alemán, aunque estaba viejo su apariencia decía todo lo contrario, Luke lo conocía porque el economista había sido su primer ministro de economía. Experto en la teoría marxista y doctorado en la universidad de Nueva Oslo. Él le había trasmitido a su hija todo el amor por la historia. Y había resultado muy bien, Anette estaba considerada como la mejor historiadora del Dominio, aunque había estudiado sociología. Ella tenía acceso a los archivos de la épocas pre-estelares, y si se negaba a dar información, quizá su padre le podía ayudar, tenía que saber algo del capitalismo. Cualquier cosa por nimia que fuera le ayudaría un montón a comprender la situación e idear un plan contra esos “capitalistas”. Para poder enfrentar a la nueva amenaza, tenían que conocerla por completo.
El Presidente salió de su elegante transporte, se había preparado bastante bien, se había afeitado y llevaba sus mejores prendas, un elegante terno negro. Tenía que ocultar cualquier cosa que mostrara su reciente estado de vigilia, si se presentaba de la forma en que estaba cuando se reunió con el General Sheldon significaría que estaba alarmado y lo último que quería era que la gente del Dominio se enterara de lo gravísima que era la situación.
Cuando Ricardo vio al Presidente, levantó su sombrero y lo saludó de una manera cordial.
-Buenos días, señor Presidente Lósif.
-Es gratificante volver a verlo, además puedo ver que se encuentra muy bien.
-Muchas gracias, ¿a qué se debe su visita?
-Necesito conseguir unos archivos, creo que usted y su hija me pueden ayudar muchísimo.
-No veo cómo, Lósif, usted es el Presidente del Dominio, si usted no puede conseguir algo, dudo que yo o mi hija lo logremos.
-¿Usted o su hija habrán escuchado sobre la bóveda o no? –Preguntó el Presidente, sabiendo la respuesta de antemano.
-Por supuesto, sin embargo no puedo compartir su contenido con todas las personas, solo a cientistas sociales de prestigio o a gente de la A.I.S.
La bóveda era el lugar donde estaban todos los archivos de la Tierra pre-estelar, es decir, antes de que se conociera vida en otros mundos. Su contenido era confidencial, aunque hacían excepciones con algunos cientistas sociales. Su uso era reservado solamente para la gente de la A.I.S., esta era una asociación que reunía a los mejores sociólogos, psicólogos, economistas, cientistas políticos entre otros, y se dedicaban al estudio de textos, en su mayoría históricos. Anette Holzmann tenía un privilegiado puesto en la A.I.S.
Luego de un largo rato de discusión, Luke logró convencer a los Holzmann para que le hablaran sobre algunos archivos de la bóveda, sin embargo, fue Anette la que le dio la información ya que su padre insistió que su hija sabía más.
Anette arregló su pelo rubio antes de empezar, no solo se podía percibir su gran intelecto y su gran bondad, sino que era muy linda, de tez blanca y ojos amarillentos, era realmente cautivadora.
-Primero que todo, no hay fecha exacta de la creación del capitalismo, aunque algunos dicen que surgió en el siglo XVIII, contando desde la antigua forma de la Tierra, hablando de nuestra época, eso equivaldría al X siglo pre-estelar. El nacimiento del capitalismo se debe a muchas personas, si el chico que tú dices se hace llamar Milton Smith, debe ser -si es que llegara a ser verdad, cosa que dudo- pariente de Adam Smith, al que, en gran parte, se le debe la creación del capitalismo. Ese sistema plantea que el Estado no debe tener control en la parte económica de una sociedad, para dejar que el mercado “fluya”. Supongo que debes estar preguntando qué es el mercado, bueno, descrito en pocas palabras y de forma sencilla, se refiere al intercambio de productos. Smith dice que la oferta-demanda de estos productos va a regular todo. A mediados del siglo XXIII contando desde la antigua forma de la tierra, o el V pre-estelar este modelo empezó a generar grandes descontentos sociales, por eso se desechó. El comunismo actual es una respuesta a ese descontento, si bien tiene muchas diferencias al comunismo original, se le sigue llamando comunismo. Eso es todo lo que le puedo contar señor Presidente.
El Presidente estaba complacido, la respuesta de Anette no era lo único que iba a necesitar, pero le ayudaba bastante.
-Muchas gracias, por ahora eso ha sido más que suficiente, aunque lo más probable es que necesite su ayuda o la de Ricardo en el futuro.
Luke tenía muchas cosas en que pensar, no podía perder tiempo. Si abdicaba lo más posible es que Smith llegaría al poder y nada más podría pasar, aparte de la destrucción del régimen, que en estricto rigor, era una consecuencia muy grande. Tampoco nada aseguraba que los billones de ciudadanos no rebeldes, que confían en el modelo no lo defenderían, es decir que nada asegura que no se produjera una guerra civil. Por otro lado, si decidía no abdicar era seguro que se produciría una guerra contra Nexus. Estaba en problemas por ambos lados y no tenía la menor idea de qué hacer, la amenaza empeoraba cada vez más.
Capítulo II
Spoiler:
CAPITULO 2
El General Sheldon caminaba unilateralmente hacia su despacho, le habían comunicado que un hombre de otra galaxia quería hablar con él. No había nombres, no había antecedentes, no había nada. Podría ser una trampa, pero él se arriesgó. Sheldon iba con su uniforme de General, sus medallas relucían y tenía una emblema de un oso en el pecho, su cara de miedo que había tenido en la oficina del Presidente ya no existía. Iba a paso acelerado, tenía en su cinturón un revolver K89, que disparaba un rayo de electricidad con tanta potencia que podía matar, sin embargo el suyo era distinto, solo disparaba un rayo de leve potencia que dejaba paralizado. Si se trataba de un rebelde no iba a perder la posibilidad de interrogarlo.
Al llegar a la oficina descubrió que la persona que lo había citado para la reunión era un hombre muy extraño. Llevaba vendas por toda la cara y no se le podía ver nada, tenía un gran chaquetón de color marrón. Parecía inofensivo, pero no iba a bajar la guardia solo por la apariencia.
-Buenos día General.
Sheldon quedó asombrado por su extraño acento, no era de ningún lugar que conociera.
-Buenos días señor, parece que usted no es de por acá.
-Está usted en lo correcto, soy de Urbis, un planeta que queda en una galaxia muy lejana, dudo que haya escuchado de él, sin embargo, déjeme presentarme, soy Álticus Dion.
El General Sheldon estaba totalmente perplejo, nunca había escuchado algo así en su vida, nunca había creído que alguien le iba a decir que vivía en “un planeta que queda en una galaxia muy lejana”, se suponía que cuando los viajes estelares se hicieron posible todo empezó a quedar cerca.
-¿Y qué hace por aquí señor Dion?
A Álticus le causaba mucha gracia la perplejidad del General e iba a encestar el golpe de gracia
-Tengo la solución a sus problemas con los rebeldes de Nexus y su llamado capitalismo.
-Perdón, dígame como sabe usted esos asuntos, son de extremo carácter confidencial.
Se notaba que el General Sheldon estaba encolerizado, y eso solo le causaba más gracia a Álticus.
-Porque el capitalismo no es un sistema muerto como ustedes creen, existe desde hace varios siglos en las galaxias más allá de Hélicon
-Y entonces porqué Nexus ni nadie sabe de eso.
-Nexus ni a nadie le interesa saber que hay más allá de la periferia, han mentido diciendo que no existe algo más allá, pero en la periferia no solo existen más planetas -que no son solo habitados por humanoides, sino que también por otras criaturas racionales-, también existen muchos otros tipos de modelos económicos, algunos fallan, otros no. Nexus al igual que ustedes y todo lo que esta antes de Hélicon es del régimen comunista o partidario al ala izquierda, así es como lo llamamos nosotros.
El General Sheldon no podía creer lo que estaba escuchando, todos los científicos afirmaban que no había nada después de Helicón, sin embargo, estaba al frente de un hombre que afirmaba lo contrario, y decía cosas que él, ni ningún ser humano que tuviera un mínimo nivel de sensatez hubiera aceptado. Asumió que debía de ser una broma de mal gusto, u otra cosa por el estilo.
-Usted señor Dion, es una farsa, y veremos si también es un espía, queda bajo arresto.
-Espere, y ¿realmente no le interesa saber cómo ganar esta guerra?
-¿Perdón?
-Antes de seguir, escolte ahora mismo a su querido señor Presidente de su palacio, él está en grave peligro, exactamente en 20 minutos más van a explotar bombas en todas las instituciones importantes, y el golpe habrá iniciado, nada hay nada que puedas hacer para detenerlo, y sin mi ayuda dudo que puedan hacerle frente.
El General no sabía qué pensar ni qué hacer, ese hombre podía ser un espía de los rebeldes. Si no era tomado en cuenta y lo que decía era verdad podría ser que el régimen viera su fin, no obstante, él también era capitalista, ¿por qué quería ayudarlos?, tenía muchas preguntas y muy poco tiempo. Su mente estaba confusa y no sabía qué hacer, sin embargo, si lo de las bombas era cierto, tenía que avisarle al Presidente Luke, no tenía mucho que perder, lo peor que podría pasar es que se generaría un poco de desorden, pero prefería eso a que perder la vida del Presidente. Optó por la decisión que usualmente no habría hecho, decidió confiar en Álticus Dion
El Palacio y otras instituciones fueron evacuadas, sin embargo la única que logró realizar la evacuación con éxito fue el Palacio, el Presidente fue avisado por una línea de comunicación externa y no se demoraron en sacar a todo el personal del palacio, sin embargo, las líneas de comunicación públicas se habían caído, por eso no se pudieron contactar con las otras instituciones. Luego de la evacuación, el Presidente decidió juntarse con el General Sheldon y Álticus Dion en un pequeño café que quedaba en un barrio antiguo de la ciudad.
La capital del Dominio se llamaba Nueva Alemania, debido que ocupaba gran parte de la delimitación de Antigua Alemania. La capital cambiaba mucho culturalmente, usualmente hacían una copia del país de origen del Presidente, sin embargo el Presidente Luke Lósif había sido reelecto muchas veces, y la Nueva Alemania seguía igual desde hace mucho tiempo.
Se podía sentir el olor del humo en el aire, era cuestión de horas para que los medios hicieran llegar la noticia a boca de todos. Toda la población del Dominio se iba a enterar de que la guerra había comenzado, una guerra de carácter particular, una guerra que nunca antes se había visto. Nadie lo iba a creer. El sol resplandecía, como si fuera un día común y corriente. En los aíres se podía ver el humo proveniente del palacio del Dominio, del congreso y otras instituciones importantes.
El Presidente Luke miraba con un cierta perplejidad a Álticus, no era un humanoide como tal, aunque tenía la forma de uno, su cuerpo estaba envuelta en vendas, Sheldon al principio había creído que se podía deber a alguna enfermedad, pero luego descubrió que no era así, esa venda era su piel.
-Señor Presidente, le tengo una oferta que no podrá rechazar.
El Presidente contemplo la cálida y extraña voz de su invitado
-Primero, señor Álticus, quiero saber quién es usted, el General Sheldon me comentó que su planeta tienen un régimen capitalista, entonces si usted es un “capitalista” ¿por qué quiere ayudarnos?
-La razón más importante es porque me conviene, no lo entenderían, ya que no conocen los mundos que están más allá de Hélicon. También existe otra razón, y es que particularmente no me gusta que un chiquillo profane la memoria de Adam Smith.
-Hay algo que no entiendo, ¿Cómo conoce a Adam Smith, si él es un ideólogo de la Tierra? –Preguntó el General
-General, una ventaja de nuestro sistema es que gracias a la industria privada hemos logrado generar mucho más desarrollo, lo que también se traduce en más investigaciones a otros mundos, especialmente a Mort, a Xar´um y la Tierra.
-Entonces está al tanto de casi toda nuestra situación –Dijo sorprendido Luke
-Por supuesto.
Tanto Luke como el General Sheldon quedaron estupefactos, no podían procesar que existieran más planetas después de la periferia, y que estos tuvieran un desarrollo tan alto que lograran investigaran a otros planetas.
-Bueno, entonces ¿qué es lo que propone señor Alticus?
-Señor Presidente, le voy a prestar armamento, naves y un crucero interestelar. Le aseguro que exterminará a esos rebeldes de una vez por todas.
El General Sheldon no se veía muy complacido
-¿Y qué consigue usted a cambio?
-Me conviene que ustedes ganen la guerra, como dije, tengo mis razones, no espero que lo entiendan, y por eso mismo no se las voy a explicar.
Tanto Sheldon y Luke sabían que su única esperanza era Álticus, aunque les resultaba sospechoso que sus razones fueran secretas porque podía significar que Álticus era un espía de Nexus o algo peor, podría ser un espía de un planeta de la periferia que quisiera dominar todas las galaxias. Podía ser tantas cosas, podía ser que en verdad quisiera ayudarlos, era jugar un juego de azar, no se sabía si les convendría o no, no obstante, no tenían otra opción, a esas alturas nada podía ser peor. Decidieron confiar en él e hicieron el trato.
La prensa local no tardó en publicar el desastre de la capital del Dominio. El terror era sembrado en la masas. El congreso había sido totalmente destruido, la mayoría de lo parlamentarios habían muertos, aunque cada perdida de una persona era una tragedia, el parlamento no se iba a usar en tiempos de guerra, así que su destrucción poco le importó a la gente del gobierno. El palacio había logrado ser evacuado, y no hubieron tantas bajas, sin embargo la estructura fue en su mayoría destruida. La mayoría de los archivos de la biblioteca había sido quemados por el fuego de las explosiones, pero unas cuantas cosas habían sido rescatadas. En la corte todos habían muertos, en la sala más importante de esta, el martillo del juez yacía en piso, todos los bancos estaban desordenados, y tres hombres habían sido aplastados por escombros, no dejaba de ser un escenario fúnebre y sádico. La tragedia había impactado, y lograba su objetivo. Había pánico en Nueva Alemania. Pronto el resto del Dominio estaría alerta del inminente peligro de las fuerzas rebeldes.
Cada detalle del plan de los rebeldes había sido planificado con extrema cautela, y todo había pasado exactamente como tenía que pasar, a excepción de la evacuación del palacio. Solo era cuestión de minutos para que Milton se diera a conocer públicamente. Exactamente a las 9pm sonaron las campanas por las radios de las calles, por toda la Tierra. Un ruido incrementaba paulatinamente y pronto se logró escuchar una voz definida, cortante y feroz.
-Buenas noches, soy Milton Smith, heredero del gran Adam Smith, creador de un modelo perfecto, aun mejor que el comunismo. Lamentablemente, hoy en día muy pocas personas se han dado cuenta de que este modelo es inútil, y no nos deja desarrollarnos. Este modelo nos quita nuestra libertad, ¡hemos sido encadenado a un ente ficticio llamado Estado!, todo tiene que pasar por él y ser aprobado. Nuestra vida esta supervisada por él, si el Estado no quiere que comamos, no comemos, si el Estado quiere que no veamos algo, nos lo censura, si el Estado nos quiere muerto, nos perseguirán hasta matarnos, ¿Es que no entienden?, pero no se preocupen, yo les traigo la solución. En un sueño se me presentó el espíritu de mi antepasado: Adam Smith, y me contó acerca de sus textos ocultos. Cuando los analicé, y los redacté de una forma más actual, se los fui a presentar al C.D.D. , el resultado fue nefasto, fui exiliado. Eso solo significaba que este ente ficticio, controlado por el Presidente Luke Lósif, temía de mí, temía de mi conocimiento. Ellos saben que mi sistema es mejor, que da más oportunidades, más libertad. ¡Únanse y lograremos el cambio!
La voz se desvanecía lentamente, el discurso había impactado en la gente, había provocado justo lo que la facción rebelde quería, había sembrado la semilla de la duda. ¿Qué tan mejor sería este nuevo modelo?, ¿era verdad qué el Estado los tenía a todos atados y restringía su libertades?
El mensaje de a poco había destruido la confianza plena que tenía la gente con el Estado.
Por otro lado, el Presidente quería saber cómo Milton había conseguido el apoyo de Nexus, solo había un hombre que podía ayudarlos a descubrir qué había pasado y qué estaba pasando allá; El diplomático de la delimitación de antigua Chilena, Pedro Montalva.
El General Sheldon caminaba unilateralmente hacia su despacho, le habían comunicado que un hombre de otra galaxia quería hablar con él. No había nombres, no había antecedentes, no había nada. Podría ser una trampa, pero él se arriesgó. Sheldon iba con su uniforme de General, sus medallas relucían y tenía una emblema de un oso en el pecho, su cara de miedo que había tenido en la oficina del Presidente ya no existía. Iba a paso acelerado, tenía en su cinturón un revolver K89, que disparaba un rayo de electricidad con tanta potencia que podía matar, sin embargo el suyo era distinto, solo disparaba un rayo de leve potencia que dejaba paralizado. Si se trataba de un rebelde no iba a perder la posibilidad de interrogarlo.
Al llegar a la oficina descubrió que la persona que lo había citado para la reunión era un hombre muy extraño. Llevaba vendas por toda la cara y no se le podía ver nada, tenía un gran chaquetón de color marrón. Parecía inofensivo, pero no iba a bajar la guardia solo por la apariencia.
-Buenos día General.
Sheldon quedó asombrado por su extraño acento, no era de ningún lugar que conociera.
-Buenos días señor, parece que usted no es de por acá.
-Está usted en lo correcto, soy de Urbis, un planeta que queda en una galaxia muy lejana, dudo que haya escuchado de él, sin embargo, déjeme presentarme, soy Álticus Dion.
El General Sheldon estaba totalmente perplejo, nunca había escuchado algo así en su vida, nunca había creído que alguien le iba a decir que vivía en “un planeta que queda en una galaxia muy lejana”, se suponía que cuando los viajes estelares se hicieron posible todo empezó a quedar cerca.
-¿Y qué hace por aquí señor Dion?
A Álticus le causaba mucha gracia la perplejidad del General e iba a encestar el golpe de gracia
-Tengo la solución a sus problemas con los rebeldes de Nexus y su llamado capitalismo.
-Perdón, dígame como sabe usted esos asuntos, son de extremo carácter confidencial.
Se notaba que el General Sheldon estaba encolerizado, y eso solo le causaba más gracia a Álticus.
-Porque el capitalismo no es un sistema muerto como ustedes creen, existe desde hace varios siglos en las galaxias más allá de Hélicon
-Y entonces porqué Nexus ni nadie sabe de eso.
-Nexus ni a nadie le interesa saber que hay más allá de la periferia, han mentido diciendo que no existe algo más allá, pero en la periferia no solo existen más planetas -que no son solo habitados por humanoides, sino que también por otras criaturas racionales-, también existen muchos otros tipos de modelos económicos, algunos fallan, otros no. Nexus al igual que ustedes y todo lo que esta antes de Hélicon es del régimen comunista o partidario al ala izquierda, así es como lo llamamos nosotros.
El General Sheldon no podía creer lo que estaba escuchando, todos los científicos afirmaban que no había nada después de Helicón, sin embargo, estaba al frente de un hombre que afirmaba lo contrario, y decía cosas que él, ni ningún ser humano que tuviera un mínimo nivel de sensatez hubiera aceptado. Asumió que debía de ser una broma de mal gusto, u otra cosa por el estilo.
-Usted señor Dion, es una farsa, y veremos si también es un espía, queda bajo arresto.
-Espere, y ¿realmente no le interesa saber cómo ganar esta guerra?
-¿Perdón?
-Antes de seguir, escolte ahora mismo a su querido señor Presidente de su palacio, él está en grave peligro, exactamente en 20 minutos más van a explotar bombas en todas las instituciones importantes, y el golpe habrá iniciado, nada hay nada que puedas hacer para detenerlo, y sin mi ayuda dudo que puedan hacerle frente.
El General no sabía qué pensar ni qué hacer, ese hombre podía ser un espía de los rebeldes. Si no era tomado en cuenta y lo que decía era verdad podría ser que el régimen viera su fin, no obstante, él también era capitalista, ¿por qué quería ayudarlos?, tenía muchas preguntas y muy poco tiempo. Su mente estaba confusa y no sabía qué hacer, sin embargo, si lo de las bombas era cierto, tenía que avisarle al Presidente Luke, no tenía mucho que perder, lo peor que podría pasar es que se generaría un poco de desorden, pero prefería eso a que perder la vida del Presidente. Optó por la decisión que usualmente no habría hecho, decidió confiar en Álticus Dion
El Palacio y otras instituciones fueron evacuadas, sin embargo la única que logró realizar la evacuación con éxito fue el Palacio, el Presidente fue avisado por una línea de comunicación externa y no se demoraron en sacar a todo el personal del palacio, sin embargo, las líneas de comunicación públicas se habían caído, por eso no se pudieron contactar con las otras instituciones. Luego de la evacuación, el Presidente decidió juntarse con el General Sheldon y Álticus Dion en un pequeño café que quedaba en un barrio antiguo de la ciudad.
La capital del Dominio se llamaba Nueva Alemania, debido que ocupaba gran parte de la delimitación de Antigua Alemania. La capital cambiaba mucho culturalmente, usualmente hacían una copia del país de origen del Presidente, sin embargo el Presidente Luke Lósif había sido reelecto muchas veces, y la Nueva Alemania seguía igual desde hace mucho tiempo.
Se podía sentir el olor del humo en el aire, era cuestión de horas para que los medios hicieran llegar la noticia a boca de todos. Toda la población del Dominio se iba a enterar de que la guerra había comenzado, una guerra de carácter particular, una guerra que nunca antes se había visto. Nadie lo iba a creer. El sol resplandecía, como si fuera un día común y corriente. En los aíres se podía ver el humo proveniente del palacio del Dominio, del congreso y otras instituciones importantes.
El Presidente Luke miraba con un cierta perplejidad a Álticus, no era un humanoide como tal, aunque tenía la forma de uno, su cuerpo estaba envuelta en vendas, Sheldon al principio había creído que se podía deber a alguna enfermedad, pero luego descubrió que no era así, esa venda era su piel.
-Señor Presidente, le tengo una oferta que no podrá rechazar.
El Presidente contemplo la cálida y extraña voz de su invitado
-Primero, señor Álticus, quiero saber quién es usted, el General Sheldon me comentó que su planeta tienen un régimen capitalista, entonces si usted es un “capitalista” ¿por qué quiere ayudarnos?
-La razón más importante es porque me conviene, no lo entenderían, ya que no conocen los mundos que están más allá de Hélicon. También existe otra razón, y es que particularmente no me gusta que un chiquillo profane la memoria de Adam Smith.
-Hay algo que no entiendo, ¿Cómo conoce a Adam Smith, si él es un ideólogo de la Tierra? –Preguntó el General
-General, una ventaja de nuestro sistema es que gracias a la industria privada hemos logrado generar mucho más desarrollo, lo que también se traduce en más investigaciones a otros mundos, especialmente a Mort, a Xar´um y la Tierra.
-Entonces está al tanto de casi toda nuestra situación –Dijo sorprendido Luke
-Por supuesto.
Tanto Luke como el General Sheldon quedaron estupefactos, no podían procesar que existieran más planetas después de la periferia, y que estos tuvieran un desarrollo tan alto que lograran investigaran a otros planetas.
-Bueno, entonces ¿qué es lo que propone señor Alticus?
-Señor Presidente, le voy a prestar armamento, naves y un crucero interestelar. Le aseguro que exterminará a esos rebeldes de una vez por todas.
El General Sheldon no se veía muy complacido
-¿Y qué consigue usted a cambio?
-Me conviene que ustedes ganen la guerra, como dije, tengo mis razones, no espero que lo entiendan, y por eso mismo no se las voy a explicar.
Tanto Sheldon y Luke sabían que su única esperanza era Álticus, aunque les resultaba sospechoso que sus razones fueran secretas porque podía significar que Álticus era un espía de Nexus o algo peor, podría ser un espía de un planeta de la periferia que quisiera dominar todas las galaxias. Podía ser tantas cosas, podía ser que en verdad quisiera ayudarlos, era jugar un juego de azar, no se sabía si les convendría o no, no obstante, no tenían otra opción, a esas alturas nada podía ser peor. Decidieron confiar en él e hicieron el trato.
La prensa local no tardó en publicar el desastre de la capital del Dominio. El terror era sembrado en la masas. El congreso había sido totalmente destruido, la mayoría de lo parlamentarios habían muertos, aunque cada perdida de una persona era una tragedia, el parlamento no se iba a usar en tiempos de guerra, así que su destrucción poco le importó a la gente del gobierno. El palacio había logrado ser evacuado, y no hubieron tantas bajas, sin embargo la estructura fue en su mayoría destruida. La mayoría de los archivos de la biblioteca había sido quemados por el fuego de las explosiones, pero unas cuantas cosas habían sido rescatadas. En la corte todos habían muertos, en la sala más importante de esta, el martillo del juez yacía en piso, todos los bancos estaban desordenados, y tres hombres habían sido aplastados por escombros, no dejaba de ser un escenario fúnebre y sádico. La tragedia había impactado, y lograba su objetivo. Había pánico en Nueva Alemania. Pronto el resto del Dominio estaría alerta del inminente peligro de las fuerzas rebeldes.
Cada detalle del plan de los rebeldes había sido planificado con extrema cautela, y todo había pasado exactamente como tenía que pasar, a excepción de la evacuación del palacio. Solo era cuestión de minutos para que Milton se diera a conocer públicamente. Exactamente a las 9pm sonaron las campanas por las radios de las calles, por toda la Tierra. Un ruido incrementaba paulatinamente y pronto se logró escuchar una voz definida, cortante y feroz.
-Buenas noches, soy Milton Smith, heredero del gran Adam Smith, creador de un modelo perfecto, aun mejor que el comunismo. Lamentablemente, hoy en día muy pocas personas se han dado cuenta de que este modelo es inútil, y no nos deja desarrollarnos. Este modelo nos quita nuestra libertad, ¡hemos sido encadenado a un ente ficticio llamado Estado!, todo tiene que pasar por él y ser aprobado. Nuestra vida esta supervisada por él, si el Estado no quiere que comamos, no comemos, si el Estado quiere que no veamos algo, nos lo censura, si el Estado nos quiere muerto, nos perseguirán hasta matarnos, ¿Es que no entienden?, pero no se preocupen, yo les traigo la solución. En un sueño se me presentó el espíritu de mi antepasado: Adam Smith, y me contó acerca de sus textos ocultos. Cuando los analicé, y los redacté de una forma más actual, se los fui a presentar al C.D.D. , el resultado fue nefasto, fui exiliado. Eso solo significaba que este ente ficticio, controlado por el Presidente Luke Lósif, temía de mí, temía de mi conocimiento. Ellos saben que mi sistema es mejor, que da más oportunidades, más libertad. ¡Únanse y lograremos el cambio!
La voz se desvanecía lentamente, el discurso había impactado en la gente, había provocado justo lo que la facción rebelde quería, había sembrado la semilla de la duda. ¿Qué tan mejor sería este nuevo modelo?, ¿era verdad qué el Estado los tenía a todos atados y restringía su libertades?
El mensaje de a poco había destruido la confianza plena que tenía la gente con el Estado.
Por otro lado, el Presidente quería saber cómo Milton había conseguido el apoyo de Nexus, solo había un hombre que podía ayudarlos a descubrir qué había pasado y qué estaba pasando allá; El diplomático de la delimitación de antigua Chilena, Pedro Montalva.
Capítulo III
Spoiler:
El Presidente citó al diplomático para una reunión de mucha importancia. Pedro no era un diplomático muy conocido, de hecho, el único motivo de porque el Presidente lo conocía era debido a que el padre del diplomático había trabajado con él. Pedro tampoco era un diplomático interestelar, pero conocía la situación de Nexus porque una organización le había pedido investigar sobre Nexus, y él lo había hecho muy detalladamente.
Pedro leyó la invitación y tomó el primer avión con dirección a Nueva Alemania, hace mucho que no iba a algún lugar en avión. Cuando abordó la aeronave, empezó a revisar que todos sus documentos estuvieran en su maletín. Pedro no era tan viejo, tenía 34 años. Era alto y flaco, tenía una suave tez morena y ojos negro, su pelo era color castaño y lo tenía largo, también tenía una barba completa que se notaba muy bien cuidada. Siempre tenía una sonrisa, reflejaba paz y calma, la gente que lo conocía decía que se debía a que realizaba ejercicios de yoga que lo apaciguaban.
El avión aterrizó, el viaje se había demorado un poco menos de lo previsto y no había tenido ninguna dificultad. El último en bajarse fue Pedro, caminaba calmadamente como si tuviera todo el tiempo del mundo. Ansiaba encontrarse con el Presidente Luke. También esperaba ver a otros ministros con que había compartido parte de su juventud cuando vivía en Nueva Alemania con su padre.
Se juntaron en el ex congreso, ya que el Palacio estaba muy dañado. El ex congreso usualmente se ocupaba para hacer seminarios o eventos chicos.
Pedro contempló la belleza arquitectónica de Nueva Alemania, quedando fascinado, si bien no era algo completamente nuevo para él, hace mucho tiempo que no estaba ahí. Era totalmente distinto a la delimitación de Antigua Chile. Cuando entró al ex congreso apuró un poco la marcha, ya que seguramente lo estarían esperando solo a él. Cuando por fin se encontró con los demás, efectivamente lo estaban esperando.
Después de que todos se saludaran informalmente. El Presidente Luke pidió que se sentaran. Pedro reconoció algunas caras, pero habían muchas personas que no había visto nunca en su vida. Luego de que Luke le diera el permiso de hablar, Pedro se ordenó su uniforme y empezó a hablar.
-Buenos días señores, mi nombre es Pedro Montalva, el Presidente me llamó para que les contara la situación actual de Nexus. Bueno, para iniciar, no me fue fácil conseguir la información, ya que han bloqueado casi toda forma de comunicación, sin embargo, gracias a algunos de los agentes que el Dominio tiene en Nexus he obtenido noticias de su situación-. Antes de empezar, se arregló la corbata, revisó algunos archivos, tomó aire y prosiguió: –Smith no ha mentido cuando dijo que lo exiliamos, no obstante, fue porque no hacía su trabajo bien y el C.D.D. pensó que no tenía las condiciones óptimas para seguir en el régimen. Cuando llegó a Nexus logró obtener apoyo ciudadano y político, desconocemos de quién, pero lo obtuvo. Se encargó de difundir su “mensaje” y empezó a ganar bastante influencia en los sectores más importantes del planeta. Tanto que hizo que un candidato capitalista ganara las elecciones, lo más probable es que las haya saboteado pero no se puede decir con total certeza. Paulatinamente Nexus se ha ido convirtiendo en un régimen capitalista. Esta situación nos pone en peligro, ya que ahora toda su enorme milicia que antes nos apoyaba, ahora está contra nosotros. Zaar y Xar´um se han mantenido al borde del asunto, -quizás si Xar´um nos hubiera ayudado cuando tratamos de erradicar al enemigo en las primeras estaciones espaciales en que nos atacaron, podríamos haber exterminado a los rebeldes, lamentablemente eso no pasó-. Para peor, Smith ha aprovechado su favorable situación para expandir las ideas capitalistas y conseguir apoyo de civiles en la Tierra.
Una de las personas que Pedro conocía más que bien, tomó la palabra.
-Buenos días señores presentes, me llamo Ricardo Holzmann , soy el nuevo ministro de economía. No quería involucrarme en asuntos gubernamentales de nuevo, pero cedí ya que la situación es crítica y puedo ser útil por todo mi conocimiento sobre economía. Por mi parte voy a preocuparme de averiguar todo lo que pueda acerca el capitalismo para que podamos idear un plan para que la gente se dé cuenta de lo erróneo que es.
-Buenos días señores presentes, soy el General Aldous Sheldon, si las naves interestelares son tan poderosas como me dijo Álticus, podremos erradicar a los rebeldes de nuestras estaciones cercanas y algunas lejanas. No soy de las personas que hacen muchas proyecciones, pero si todo esto resulta bien, pronto podremos ganar la guerra.
-Creo que esta todo dicho –Dijo el Presidente, no se presentó debido que todos sabían quien era. –Sin embargo voy a decir algunos datos prácticos; haremos dos grupos, uno que se encargará de idear las tácticas y operaciones de la guerra, y otro que averiguara sobre el modelo capitalista. Así avanzaremos mas rápido.
Cuando terminó de hablar, hubo un corto silencio, luego todos se pararon y se fueron. A la salida, Pedro habló con algunos ministros que conocía y otros que nunca había visto en su vida. Le llamó la atención particularmente que Ricardo fuera el nuevo ministro de modelo y el jefe de la investigación del modelo capitalista, ya que la última vez que lo vio, aseguró por su vida que nunca iba asumir otro cargo gubernamental por lo que le ocurrió a su esposa, Pedro nunca supo bien lo que pasó, la verdad, por alguna razón era secreto de Estado, solo sabía que había muerto en un accidente, pero esa no era razón para hacer que una persona odiara tanto al gobierno, el diplomático pensaba que debía de haber algo más.
Pedro conocía a Ricardo desde hace mucho tiempo, y la razón de esto no era que su padre hubiera trabajado con él. Lo conocía porque había conocido a Anette Holzmann en la delimitación de Antigua Suiza. Anette había quedada asombrada con la paz mental y el humor de Pedro, y este a su vez había quedado totalmente enamorado de su intelecto y su belleza. Ambos eran estudiantes de sociología. Pasaban horas discutiendo acerca del modelo, de sus defectos y sus maravillas. Aunque la primera vez que se vieron, estuvieron juntos pocas semanas, se hicieron grandes amigos.
Ricardo tenía trabajo de la universidad que hacer, por eso se alejó rápidamente del lugar y se dirigió a su vehículo con paso acelerado. Pedro lo alcanzó justo antes de que se fuera del lugar.
-Señor Holzmann, espero que se acuerde de mí –Dijo el diplomático con una sonrisa.
-Por supuesto Pedro, cómo olvidar a el hombre que debería estar casado con mi hija hace ya bastante tiempo.
Ricardo siempre había querido que su hija estuviera con Pedro, ya que siempre había encontrado que Pedro era hombre agradable y noble, que calzaba justo con su hija, además ambos eran muy buenos amigos.
-Se nota que no ha cambiado en nada, señor Holzmann. ¿Podría alojarme en su casa?
-No hay inconveniente, además a Anette le encantará. –Ricardo esbozó una sonrisa y le abrió la puerta del auto a Pedro.
**********
Mientras todos se iban, las puertas del ex congreso se cerraban de nuevo, todavía tenían que definir la estrategia que ocuparían en su primera batalla con el apoyo de Álticus. El General Sheldon miraba fijamente a Álticus. Todavía no confiaba en él, sin embargo, a Álticus no le parecía importar, solo se limitaba a contemplar y disfrutar, parecía como si todo estuviera ocurriendo justo como él quería que saliera.
Tarde o temprano el hombre de la periferia se tendría que ir, no podía dejar sus “negocios” solos por tanto tiempo allá en Urbis, y tenía otras cosas que hacer.
El Presidente Luke trazaba unas rayas en un plano, seguía cansado pero ahora tenía la esperanza de que la guerra podía ser ganada y eso lo animaba a continuar, aunque seguía sin saber casi nada del capitalismo tenía la certeza de que Ricardo lograría conseguir más información. Álticus miraba al Presidente Luke y al General Sheldon, pensó en lo diminuto que eran, ellos no sabían completamente nada. Álticus estaba alegre, lo mejor estaba por venir, mientras más sangrienta fuera la guerra, mejor sería su recompensa, no obstante, tenía que tener cuidado, ya que sabía que el General Sheldon estaba sospechando constantemente de él, pero en el estado de shock que estaba, eso no sería problema.
Luke paró de trazar las rayas en el plano, las inspeccionó muchas veces, había algo que no calzaba, no existía certeza de que funcionaría. Sheldon revisó el plano, era un plan arriesgado, avanzar y atacar la estación X-16. Desde que los rebeldes la habían ganado, ocuparon la colonia como hangar. Si la facción rebelde no era erradicada pronto podría significar un grave peligro para las estación Y-8 y X-2; y si estas caían a manos de los rebeldes, sería casi imposible defender el Dominio. El plan constaba en que un ejército iba a desconcentrar a las fuerzas Generales del hangar, y otro grupo chico de elite iba a sabotear la base y hacerla estallar. A los 20 minutos de la operación iban a desplegar el nuevo neo-crucero interestelar que les había dado Álticus. La defensa que opondría el enemigo era desconocida, por eso mismo la misión era muy arriesgada y si las especulaciones no eran correctas todo se iba a ir al carajo.
Luego de la reunión con terminara, cada uno de los que estaban presente se fue.
Antes de que se fuera a Urbis, Álticus tenía cosas que hablar con Ricardo. Una de las habilidades que tenía la raza de Álticus era la súper percepción, cuando Ricardo había hablado en la reunión, Álticus había sentido algo extraño, un sentimiento de odio muy profundo, pero lo raro no estaba en eso, en algunas personas el sentido de odio al hablar del enemigo es totalmente normal, pero había sentido odio hacia Luke, hacia el modelo comunista. Había algo muy raro en él, Álticus tenía que averiguar que pasaba con Ricardo, o quizá, solo quizá lo había malinterpretado. Había escuchado que por estar mucho tiempo afuera de la orbita Urus, las habilidades de los Krieg se debilitaban o se generaban malfuncionamientos de estas.
Encontrar la casa de Ricardo fue fácil, no pudo preguntarle al Presidente ya que habría sido arriesgado, sin embargo, había logrado copiar la dirección de la mente del General Sheldon antes de que se fuera. Cuando llegó se dio cuenta de que la casa del ministro era un edificio con un toque arquitectónico antiguo pero no prestó tanta atención a eso, nunca le había interesado la arquitectura terrestre. El edificio tenía cuatro pisos, aun así, se veía inmenso. Álticus tocó el timbre, no era tan tarde, no obstante, podrían estar comiendo en algún otro lado, fuera del edificio. Su duda se respondió rápidamente cuando Anette Holzmann le abrió la puerta, ella quedó asombrada por la figura de Álticus, nunca había visto a un hombre así, si es que se le podía llamar hombre.
-¿Quién es usted?
-Trabajo con tu padre, necesito hablar con él. Asuntos muy importantes, señorita.
Anette sintió que el huésped estaba siendo honesto y lo dejó pasar. Llamó a su padre para decirle que había alguien que deseaba hablar con él.
Ambos señores se saludaron cordialmente, Ricardo pasó a una sala e invito a Álticus que hiciera los mismo, luego cerró la puerta con llave.
-Señor Álticus, ¿Qué quiere?
-Hablar con usted, quiero saber por qué odia tanto al Presidente Luke
-Así que es cierto que los Krieg pueden percibir e inculcar pensamiento en la gente.
-No me sorprende que alguien de la logia Marshall conozca las razas que hay en la periferia, aunque debo decir que no podemos inculcar pensamientos a la gente.
Ricardo se rio despacio, sacó una copa de un estante que había en la sala, la llenó con whiskey bourbon y tomó un sorbo, luego sonriendo dijo:
-Katerine Trotsky era mi esposa, una gran mujer. Luke insistió de que tenía que ayudar en un proyecto del gobierno, ella era bioquímica y Luke pensó que podía ayudar en el programa de armas biológicas del Dominio. A todos los científicos que participaron los llevaron engañados, Katerine nunca supo lo aberrante que era el programa hasta que llego allá y después fue muy tarde. Si lo hubiera sabido, nunca habría participado. Cuando el proyecto se tornó inviable, el Presidente Luke tomó la decisión de quemar el establecimiento, con todos los científicos adentro. Luke trató de engañarme a mi y a todos los medios, nos dijo que fue un accidente, que hubo una fuga de gas, y que alguien había prendido fuego y todo había explotado, no obstante, logré tener un informe detallado de lo que pasó ese nueve de noviembre. Juré por mi vida que me iba a vengar de Luke.
-Tratar asuntos personales como la venganza en medio de una guerra no creo que sea conveniente.
-Nunca dije que lo haría ahora, pero lo tengo pendiente.
-Otra cosa más me inunda la mente, ¿Por qué aceptaste el trabajo como ministro de economía?
-Amo a la gente de mi planeta, y no quiero que esos rebelde lo toquen.
Ambos señores se despidieron. No había nada más que hablar.
Ricardo había contado la verdad, algo que nunca se lo había contado a ninguna persona. Ese accidente hace ya mucho tiempo le había cambiado la vida. Antes era un persona cegada por el factor ideológico. Había estudiado todos los movimientos contemporáneos del marxismo. A diferencia de otros economistas, él había logrado obtener permiso para estudiar los textos clásicos de Mao, Trotsky, Lenin, Guevara, y otros exponentes en el comunismo antiguo. Katerine era distinta a las otras mujeres y a casi todas las personas del Dominio, disgustaba del modelo, encontraba que hablar de él, y todo lo relacionado a él era monótono. Ella era una mujer que necesitaba adrenalina y de acción, encontraba tedioso y aburrido hablar sobre el régimen. Gustaba de leer las antiguas novelas, las que habían sido escritas cuando el Dominio recién llevaba 60 años, esas novelas que hablaban de aventuras maravillosas. Ella encontraba en el caos la paz y en la locura la cordura.
Cuando ambos se conocieron y se casaron, no podían ser más felices pero cuando pasó el “accidente” el 9 de noviembre, la vida de Ricardo cambió radicalmente, lo único que pudo curar paulatinamente su amarga herida fue Anette, sin embargo, ella no era como Katerine, ella no disgustaba del modelo, era todo lo contrario, quería conocerlo totalmente, aun así, Ricardo logró encontrar la forma de sanar su herida enseñándole historia a su hija, pero la cicatriz de la herida nunca se había sanado correctamente, y el dolor cada vez se hacía más fuerte y amargo.
Anette no podía dormir, después de que Álticus se fuera, su padre se había encerrado en la sala. No sabía sobre que cosa estaban discutiendo, pero sabía que no había nada que podía hacer, eso la frustraba un poco, decidió ir a la pieza donde estaba Pedro. El diplomático había tenido un día realmente largo, no había parado de hacer cosas, por esa simple razón estaba durmiendo profundamente. Anette no tenía intenciones de despertar a Pedro, aparte, esa opción la veía un poco difícil. Ella hizo un espacio en la cama de Pedro y se tapó con las sabanas, por alguna razón se sentía mas segura durmiendo con él.
**********
El General Sheldon despertó temprano, tenía que dejar todos los preparativos listos, y explicar la misión completa al gabinete del Presidente. El amanecer era cálido, los rayos de sol alumbraban y calentaban. De vez en cuando el General Sheldon se preguntaba cómo existían planetas como Mort, en cual todas las ciudades estaban cubiertas por cúpulas colosales de un tipo de metal extraño. Pensó que sería muy extraño sentir que la luz que alumbra el día fuera artificial.
Los días que habían pasado desde el Día Negro -nombre que se le dio a la catástrofe rebelde- habían sido tranquilos, nada malo había pasado, sin embargo, eso solo reflejaba la calma antes de la tormenta.
Luego de sentir un rato el exterior, el General se preparó para ir al nuevo hangar, donde se harían todas las reuniones presidenciales, el hecho de que este estuviera bajo tierra servía para que no estuvieran bajo ninguna amenaza. Para su fortuna cuando llegó estaban todos los del gabinete sentados, listo para escuchar la operación.
-Buenos día caballeros –Saludó General -Hoy les vengo a presentar nuestra última táctica, con la que creo que podremos repuntar. La operación se llama “Cortina de hierro”, son cinco estaciones las que conforman nuestro objetivo. No queremos destruirlas sino que erradicar a los rebeldes, y en lo posible conseguir lo máximo de rehenes que podamos y robar todas las armas enemigas. Si rompemos esa “barrera”, es decir, tomamos esas cinco estaciones espaciales podremos tomar el portal Beta, el cual nos dejaría en la galaxia de nuestros enemigos. y muy cerca de Nexus. Vamos a ir una por una. El plan para destruir el hangar que se ubica en la primera colonia de la barrera, consiste en que nuestro ejército abordara el Kírov, nuestra nave más poderosa, limpiara la superficie y dejará a nuestros hombres en la estación, luego subirá a los cielos y apoyará desde ahí, mientras tanto una nave tipo Espectro llevara a la base de los rebeldes tres soldados de elite, contamos con que las tropas rebeldes enfrentaran con toda su potencia el batallón y se olvidaran de asegurar la base, como no queremos que esto sea un suicidio, a los 20 minutos de la batalla llegará el nuevo crucero que nos dio Álticus, yo personalmente piloteare ese crucero, con eso más el Kírov daremos apoyo a los hombres, no sabemos que harán los rebeldes para defenderse, quizá vengan los cruceros de Nexus, si eso pasa tendremos que confiar que no traigan todas las naves de su milicia-. El General dejó de la lado su informe y sacó otro de su portafolio. –Hay otra cosa que es importante mencionar, es cosa de días para que las guerrillas rebeldes actúen en el Dominio, nuestros agentes han detectado que se han infiltrado armas ilícitas. Hemos puesto al tanto a las tropas de cada delimitación.
El ministro de guerra tomó la palabra.
-Buenos días, soy Karl Frunze, ministro de guerra y defensa. General Sheldon su plan es maravilloso, sin embargo creo que deberían ocupar nuestro nuevo juguete –El hombre rió para si -las bombas R, servirá para limpiar la superficie, destruirá todo lo que esté a su paso, desconozco si el Kírov podrá ocuparlas, pero se que ya tenemos por lo menos dos naves que pueden usarla. Solo una bastará para limpiar el perímetro.
-Ministro Frunze, creí que las bombas no estaban listas, ¿Por qué no me han informado antes? –Preguntó el Presidente.
-Señor Presidente, ruego que me disculpe, quizá hubo algún fallo de comunicación.
El General Sheldon interrumpió la conversación de ambos hombres.
-Entonces las usaremos. Los que no fueron citados para la segunda reunión por favor salgan.
Salieron varios ministros, entre ellos los ministros Frunze y Holzmann. El Presidente tenía que informar ciertas cosas.
-Señor Pedro Montalva, necesitamos de usted. ¿Sabe hablar Xarumano?
-Nunca aprendí la lengua en su perfección, pero creo que puedo sobrevivir allá, tuve que aprender lo básico para muchos textos sociológicos importantes.
-Excelente señor, necesitamos contar con el apoyo de Xar´um y pronto de otros planetas que estén a nuestro lado de la cortina de hierro, no serán potencias como Nexus, pero nos podrían dar mucho apoyo. De distintas fuentes nos informaron que los rebeldes estaban tratando de conseguir apoyo de otros planetas, no podemos quedarnos de brazo cruzados, por eso es de suma importancia su misión Pedro, otra cosa más, allá se encontrará con la señorita Donoso, por asuntos que no podemos revelarle tiene que hacer lo posible para traerla al Dominio. Dedicaremos grandes sumas de dineros para dar apoyo a estos planetas. Esto no solo es una guerra normal, es también una guerra ideológica, y para ganar necesitaremos respaldar a los actuales planetas comunistas para que no caigan en manos capitalistas.
-Entendido señor, dígame cuando tengo que partir y lo haré.
-Partirás mañana en la mañana, de esta forma iniciaremos nuestra operación, que he llamado: “la Doctrina Truman”, una última cosa, tome este papel, es una citación con el comité de Xar, solo muéstralo cuando tengas que entrar al palacio, pero a nadie más, ¿entendido?
Pedro asistió con la cabeza, tomó el papel y lo leyó despacio, luego lo guardo en su chaqueta. Miró al presidente y se despidieron.
Capítulo IV (desde acá los nombres del General y el presidente ya están cambiados)
Spoiler:
Las naves habían partido, era cosa de segundos para que activaran la velocidad interestelar y saltaran a la galaxia donde estaban las ex estaciones espaciales del Dominio.
Las estaciones estelares –o también llamadas colonias- eran gigantescas instalaciones que estaban en el espacio, algunas estaban en las orbitas de los planetas, otras estaban quietas en el vacío. Estaban hechas de un material muy sólido, que solo era posible moldear a grandes temperaturas. Su principal uso era como base militar para organizar tropas y guardar armas, aunque también existían casos en que eran ocupadas como bases diplomáticas.
El Kírov era un crucero apoteósico, medía aproximadamente unos 320 metros de largo, era la nave mas grande de todo el Dominio y posiblemente de toda la galaxia. Había sido construido en el espacio. Tenía dos alas, en la izquierda estaba inscrito el símbolo del Dominio, al final de estas habían dos cañones de rayos. El puente estaba al medio del crucero. La punta de la nave no era aerodinámica como los antiguos aviones comerciales de la tierra, sino que tenía otras dos alas más, estas estaban llenas de mini-torretas de disparo. La capacidad del Kírov era de un total de 1945 pasajeros, y en esta oportunidad estaba lleno. Tenía muchas torretas de láser tipo ATS. Aparte del Kírov, el Dominio llevaba una nave estándar, la cual estaba equipada con bombas R.
En el puente del Kírov estaba el Capitán Minemann, se veía impaciente, estaban a unos cuantos millones de kilómetros de la colonia y aún no se veía rastro de naves rebeldes, no había defensa en la estación. El espacio estaba calmado, muy calmado. Pronto una lluvia de láser le empezaron a llegar al Kírov
-¡Mierda!, nos han emboscado, ¿¡cómo supieron!? Todos a sus puestos, tenemos que proteger a la nave que lleva las bombas R.
El escudo del Kírov reflejaba todos los disparos de las naves enemigas. Lo único que era capaz de hacerle daño al Kírov era el fuego muy concentrado o un ataque de gran potencia, sin embargo, la nave que custodiaban no tenía esa capacidad de resistencia.
-Capitán Minemann, hemos detectados de dónde vienen los impactos más fuertes.
-Bien, ¡apúntenle con nuestros cañones de rayos Alfa!
-Entendido Capitán. Todos a sus posiciones.
El colosal crucero se puso en dirección a la nave de Nexus y disparó con los cañones de rayos tipo alfa, en un segundo la nave explotó, eso les daría tiempo para poder limpiar el perímetro en la colonia, sin embargo, ya no podrían ocupar nuevamente el rayo hasta que lo volvieran a cargar, lo cual iba a demorar bastante.
Una trasmisión llegó al Kírov, era el Capitán de la nave que custodiaban.
-Capitán Minemann procedemos a bombardear el lugar, prepárese para desembarcar.
La nave tiró las bombas, hubo un gran destello y un gran sonido que no pudo propagarse, la bomba abrió un agujero en la colonia por el cual los soldados del Dominio podrían entrar. Tenían que actuar rápido, era cuestión de tiempo para que llegara la innumerable flota de Nexus, o para que los cañones anti-naves se activaran.
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La nave tipo Espectro estaba yendo camuflado y a toda velocidad a la base rebelde. El piloto de la nave anunció que pronto iban a entrar al conducto de desechos de la estación espacial.
La gracia de la naves tipo Espectro era su gran velocidad, se podían camuflar y servían de submarino (cosa que no era de gran utilidad ahora), sin embargo, no tenían un armamento de gran potencia. Los agentes de elite alistaron su rifle y se prepararon mentalmente para la misión, tenían que estar concentrados, no se podían permitir realizar ningún tipo de error, la batalla que se llevaría a cabo en la otra parte de la colonia era solo una distracción, lo importante se jugaba en su labor. La nave estaba en el conducto, ahí se detuvo y dejó a los agentes. Como la colonia había sido del Dominio, los agentes habían podido revisar los planos más de una vez, por ende la conocían bien, y sabían los puntos débiles de esta. En la entrada de los desechos habían dos hombres custodiando, la puerta se abrió y rápidamente un agente acuchilló a un hombre y seguido de eso le disparó al otro, sin embargo, uno de los guardias había alcanzado a avisar de su presencia, el perímetro estaba limpio, pero los rebeldes sabían que estaban ahí. Los tres agentes avanzaron rápidamente, el camino se dividía en dos, decidieron tomar el que llevaba a una sala de control, si lograban destruirla montarían suficiente disturbio para que su próximo blanco fuera fácil.
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Gracias a la bomba R, los rebeldes habían quedado confusos, en esos segundos el Kírov logró dejar a todos los soldados en la colonia. La batalla era un tanto particular, ya que los hombres del Dominio tenían que usar un traje porque al haber un agujero tan grande en ese lugar de la estación se había escapado todo el aire (el agujero se ubicaba en una gran sala que servía de estacionamiento para algunas naves pequeñas), lo cual no solo dificultaba las maniobras, sino que hacia que se estableciera un tiempo máximo de batalla, ya que los tanques de oxígeno no eran infinitos, su única opción era avanzar rápido hasta estar en otra sala de la colonia.
El campo de batalla era una constante lluvia de disparo, la gente del Dominio que quedaba herida era dejada debido a la imposibilidad de llevarlas al Kírov. Los soldados del Dominio empezaban a perder territorio. Los rebeldes estaban ganando, si el crucero de Álticus no llegaba pronto, sería el fin de las tropas del Dominio.
Un grupo de soldados intentó comunicarse con el Capitán del Kírov.
-Capitán Minemann, ¡si no nos empieza a dar apoyo, esto se convertirá en una masacre!
-No es tan fácil chico, si va el Kírov solo sería un suicido, la base tiene un rayo que atravesaría el escudo y luego nos harían pedazos, necesitamos el apoyo de la nave de Urbis.
-Apúrense, es cuestión de segundos para que, no puede ser… -El soldado no pudo terminar la oración y se escuchó un grito.
-¡¿Qué pasó chico?!. Mierda, perdimos la comunicación.
Del cielo se empezó a distinguir una luz, no podían ser las naves de Nexus, ya que no tenían ningún artefacto que proyectara tanta luz. Y no lo eran, era el Sanactorium, la nave de Álticus. Una nave legendaria. Supuestamente era muy bien conocida por toda la periferia, Álticus la había ganado en una apuesta y ahora se la prestaba al General Frank. Aunque era considerablemente más chica que el Kírov, su armamento era muy potente y ligero, lo que hacía que la nave fuera rápida y poderosa a la vez.
La luz que habían visto los soldados no era una luz normal, era un rayo gamma que había emitido el Sanactorium, este destruyó la defensa anti-naves de la estación espacial. La esperanza volvió a surgir entre los soldados del Dominio. Pronto la batalla empezaba a resolverse a favor del Dominio, al haber bajado el Kírov y el Sanactorium, lograban detener los intentos de avanzar de los Rebeldes. Rápidamente los soldados de la Tierra lograron llegar al próximo salón de la colonia, lo que significaba solamente una cosa: Ya no había nada que los rebeldes pudieran hacer para detenerlos.
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Los agentes de elite llegaron a una de las salas de control. Dos guardias que los vieron les pidieron la autorización, uno de los agentes los mató con su rifle. Pusieron las bombas en los lugares estratégicos y salieron, no antes de que le dispararan en la cabeza a uno de los agentes. El hombre que le había disparado al agente del Dominio les gritó.
-Paren ahora mismo o los mato a ustedes también.
Los agentes se miraron, luego uno miró con precisión al agente rebelde, y en menos de un segundo sacó su pistola y disparó, pero era muy tarde, el rebelde le había lanzado un cuchillo que le había cortado la garganta, y había esquivado su disparo, no obstante, el otro agente del Dominio logró escapar y activó la bomba. El lugar se hizo llamas por la explosión.
El agente del Dominio corría a la sala de maquinarias, una bomba ahí y haría suficientes explosiones para destruir gran parte de la base, sin embargo, aún necesitaba destruir el hangar. Llegó a la sala de maquinaria, puso las bombas, se fue rápidamente y las hizo detonar. Le quedaba una bomba, tenía que llegar rápido al hangar.
Cuando ya estaba en la puerta del hangar, vio a muchos soldados rebeldes, nunca lograría matarlos a todos. Tomó la bomba y la tiró adentro, como la había puesto en modo mecánico, la bomba al tocar el suelo explotaría, no podría escapar, pero habría cumplido su objetivo. Su último acto fue comunicarse con el Capitán Minemann.
-Capitán, hangar destruido. Reporte de bajas; todos los agentes de elite muertos.
-¿Qué? –dijo el Capitán sin entender lo que pasaba.
Luego el Capitán escuchó una explosión y se cortó la comunicación. Logró entender que se había sacrificado. La misión estaba lista, habían hecho suficientes problemas para que la base rebelde quedara “destruida” y sin abastecimiento de armas, y al mismo tiempo no se destruyera la colonia. Aunque las colonias eran quizás las cosas más indestructible de la galaxia creadas artificialmente, tenían una debilidad, bombardear su núcleo.
El Capitán Minemann se comunicó con Frank para comentarle que la misión había terminado, y que tenían que marcharse lo antes posible de ahí.
-General Frank. Cúbranos mientras buscamos a nuestros soldados, las lecturas dicen que vienen las naves de Nexus, así que será mejor irnos, dudo que los rebeldes sigan ocupando la colonia en su actual estado.
El Kírov perdió altura y fue a buscar a los soldados. Cuando las naves estaban retirándose, se logró visualizar a casi toda la flota de Nexus -aunque el Dominio tuviera las naves más poderosas, las de Nexus no tenían mucho que envidiarle y su flota era muchas más grande, casi el doble-.
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-Quiero saber por qué se tardaron tanto.
-Lo siento, Señor.
-Perdimos montones de armas y una posición estratégica, ¿Sabes cual es el castigo de eso?
-No lo sé, Señor.
La persona de mayor autoridad le disparó en la cabeza y le voló los sesos al Capitán con que estaba hablando, mientras eso ocurría, entraba al cuarto el agente rebelde que había matado a los soldados de elite del Dominio, había logrado evadir la explosión, al ver la acción del –seguramente- comandante, tomó su cuchillo y se lo enterró en la espalda.
-Por qué mataste a esa persona inocente. Esta revolución es para liberarnos, no para matar por diversión, y la traición se paga con la vida.
-Qué mierda te ocurre a ti, Jason, por qué me enterraste un cuchillo -gruñó el Comandante
El Comandante estaba tirado en el piso sangrando, no podía levantarse, Jason Cohen era un General Rebelde, su padre era un Xarumano y su madre una mujer de Nexus, tenía habilidades inigualables en la pelea.
-Comandante, le pido que me responda, por favor.
-Por favor, procede a callarte, no es de tu…
Había pronunciado las palabras lento con un tono agonizante, pero no pudo terminar la oración porque había muerto. Jason lo miró con despreció, luego vio al Capitán que había sido asesinado injustamente. Aunque él creía necesario terminar con el régimen comunista, repudiaba la guerra entre “hermanos”, significaban miles de muertes innecesarias, no obstante, creía que las muertes de las personas que estaban en contra de la libertad –o su concepto de libertad- tenían que efectuarse (como los partidarios del régimen comunista).
Jason era el hombre detrás de toda la facción rebelde, era él quien había ayudado a Smith a lograr tener poder en Nexus, sin él quizás nada habría sido posible. En gran medida, fue gracias a Jason que el Presidente Roosevelt había ganado las elecciones y que Smith pudiera lograr propagarse en la Tierra.
Jason estaba en su nave, se dirigió a Nexus. El General era joven, tenía unos 27 años, pelo rubio y ojos azules, no era tan alto y era bastante musculoso. Desde chico había sobresalido en las artes marciales, y cuando se unió al ejército era el mejor soldado. En pocas palabras era una máquina para matar, no obstante, tenía un corazón de “justicia”. Su apoyo al capitalismo se debía a que cuando era muy chico, el Estado enfrentó una crisis gran económica, debido a eso, hubieron grandes huelgas en las calles, y el gobierno mató a todos los involucrados en ella y a todos los que estuvieran relacionados con las personas que organizaron la huelga, aunque cuando efectuaron la masacre mataron a mucha gente inocente, incluyendo a la hermana chica y la madre de Jason. Nunca perdonó lo que hizo el Estado.
-Smith, acá Cohen, no hemos podido salvar la colonia, lo siento.
-Mmmm, ¿cuáles fueron las bajas?
-Lamentablemente, muchos murieron.
-Bueno, no importa tanto, los guerrilleros que se encuentran en el Dominio ya tienen suficientes armas, compañero, te espero en Nexus.
Jason ignoró el comentario de Smith, no esperaba que sintiera pesar por las muertes de las demás personas.